Tuesday, August 22, 2006

Jerusalem – La Ciudad del Presente:

Aliza Moreno Goldschmidt



Entrevista con el Alcalde de la Capital - Uri Lupoliansky

Jerusalem, además de ser una ciudad hermosa, cuna de varias religiones y capital de Israel, es una de las ciudades más complejas que existen actualmente. Golpeada por el terrorismo, anhelada por varias naciones, admirada por la comunidad internacional, amada por sus habitantes.
Estar a la cabeza de esta capital eterna es sin lugar a dudas un serio desafío, el cual requiere no sólo de una gran visión urbana, sino también de un profundo entendimiento de sus variantes sociales y un corazón perceptivo que sepa manejar las sensibilidades que se encierran en esta pequeña zona del globo terráqueo.

Uri Lupoliansky, alcalde de Jerusalem desde junio del año pasado, parece gozar de todas las características necesarias para cumplir con esta difícil labor a cabalidad. Tras un impresionante aporte a la sociedad israelí gracias a su función de maestro, fundador de la principal organización de beneficencia en el país “Iad Sara” y varios años al servicio de la alcaldía, hoy ocupa con un gran entusiasmo la prestigiosa función de alcalde de la capital.
Con ocasión del “Día de Jerusalem” publicamos una entrevista con el alcalde Lupoliansky.
P: Actualmente, ¿cuáles son los desafíos principales que debe enfrentar el alcalde de la capital israelí?
R: Pienso que hay tres temas centrales. El primero, Jerusalem es una ciudad con una variedad muy grande de población, no sólo por el hecho que residen judíos, árabes y cristianos, sino que también dentro de la población judía hay una gran multiplicidad de público, de distintos orígenes y tendencias ideológicas. En este sentido, es de gran importancia velar por que cada uno pueda vivir su vida sin agredir la vida del otro. Hay que cuidar la tolerancia entre los distintos grupos porque si hay guerra, todo el resto es en vano. Por el contrario, si hay paz, se pueden hacer muchas cosas. El segundo tema es "devolver la ciudad a sus habitantes". Jerusalem es una ciudad hermosa. Hay que preocuparse por que sea una ciudad más limpia, que su aspecto sea más pulcro, que hayan parques de juego, flores. Que sea un placer estar en la ciudad.
Tercero, hay que incentivar e invertir en la economía de la ciudad. No es sencillo, especialmente en una época tan difícil a nivel económico para el Estado de Israel y cuando el turismo, que es la base de Jerusalem, esta todavía muy débil. Pero ya se ve la luz al final del pasillo. Yo espero que si tenemos éxito en estas tres cuestiones Jerusalem será una ciudad que todo el mundo querrá tener parte en ella.
P: El primer punto que usted menciona se refiere a la coexistencia de los distintos grupos en Jerusalem. ¿Cómo se lleva a cabo este difícil paso?
R: Sin lugar a dudas hay que manejar el tema con mucho cuidado. Porque cada cosa en Jerusalem tiene un significado especial. Primero que todo uno mismo tiene que dar el ejemplo. No hay que esperar que hayan problemas, sino que hay que preocuparse para dar a cada parte de la población, a cada grupo, lo que esta necesita, pero preocupándose por no agredir a los otros grupos. La convivencia puede manifestarse cuando un grupo vive al lado del otro, no necesariamente uno dentro del otro. Para dicho fin se necesita una buena programación y una visión adecuada. No es sencillo, pero es posible.
P: Desde su perspectiva, ¿cuál fue el principal aporte del anterior alcalde de la ciudad, Ehud Olmert? ¿En qué sentido es usted continuador o innovador?
R: Ehud Olmert trabajó mucho el tema infraestructural del la ciudad. En este sentido se realizaron proyectos fuera de serie; se construyeron nuevos conductos de agua y residuos, se construyeron túneles y carreteras nuevas. Se hicieron cosas muy importantes para el futuro y el desarrollo de la ciudad. Naturalmente, cuando uno se ocupa mucho del futuro, el presente se deja un poco a un lado. Por mi parte, continuo con las labores infraestructurales, pero de un modo menos intensivo, y de una manera más activa trabajo el tema del cuidado y desarrollo de la ciudad – la ciudad en el presente.
P: ¿Cuáles han sido los aportes más significativos durante estos meses de función como alcalde de Jerusalem?
R: Las labor de un alcalde no se puede medir en meses. Sin embargo yo creo que se han desarrollado las tres áreas mencionadas anteriormente. Una de las cosas que yo quiero lograr se refiere al ámbito humano. Hay que mejorar el servicio por parte de la alcaldía – mejorar la actitud, la disponibilidad. Dicen que ya se ve la diferencia. Va a tomar un poco más de tiempo, es un sistema entero, pero estoy convencido que con un trabajo sistemático lo conseguiremos.
P: Respecto al público árabe que reside en Jerusalem, ¿cree usted que son ciudadanos fieles? ¿Reciben igualdad de derechos y oportunidades en la ciudad?
R: Yo creo que los residentes de Jerusalem oriental son parte integral de los habitantes de la cuidad. Hay un problema histórico, especialmente si nos referimos a los pueblos árabes en Jerusalem oriental, que se remonta incluso a la época de gobierno turco, británico y jordano. No se desarrollaron las infraestructuras básicas. Esto obviamente genera una gran dificultad para suministrar todos los servicios que ofrece una ciudad occidental organizada. Hay que hacer todo el esfuerzo. En cuanto a esta cuestión, como alcaldía, hoy nos es muy difícil anular la brecha existente. Por lo tanto presenté una solicitud al gobierno para que nos ayude a superar las diferencias en infraestructuras, alcantarillados, agua, carreteras y educación. Creo que eso es lo correcto, es lo necesario. Se que aun no llegamos a una situación de igualdad y si el gobierno no se compromete a ello – lo cual es su obligación – me temo que no llegaremos en los próximos años a una igualdad de condiciones, como debería ser.
P: ¿Cómo ve usted la coexistencia entre judíos y árabes en Jerusalem?
R: Creo que la grandísima mayoría de los residentes árabes de la ciudad quieren vivir en paz y armonía, ocuparse de sus negocios y convivir con los judíos. Yo no creo que lo correcto sea que vivan unos dentro de los otros, creo que deben vivir unos al lado de los otros. Pero es posible vivir y desempeñarse en una ciudad donde hay distintos grupos de habitantes, así sean muy diferentes, mientras que exista la cooperación pacífica. Creo que es posible y es lo correcto. Una de las pruebas es que aunque Jerusalem ha sido uno de los principales focos del terror, ningún residente de la ciudad ha tomado parte alguna. Yo creo que esto es muy significativo.
P: ¿Qué opinión le merece la posibilidad de dividir Jerusalem tras un futuro acuerdo político con los palestinos?
R: Yo ven en Jerusalem una ciudad especial y entera en la cual, como dije anteriormente, pueden vivir los distintos grupos, uno al lado del otro, judíos y árabes. Yo no veo ninguna posibilidad de dividir Jerusalem, no sólo que no es correcto a nivel nacional judío, tampoco es correcto a nivel urbano. Si le preguntaran a cualquier profesional entendido en organización urbana si es posible dividir la ciudad, se reiría. Es imposible y no corresponde. Jerusalem está construida de un modo específico, es una ciudad edificada sobre colinas, su bastimento urbano tiene un significado, no se puede de pronto dividir por la mitad. No existe ninguna razón en el mundo que pueda justificar la división de la ciudad. Tampoco el tema nacional ¿Quieren construir una capital palestina? ¿Quieren llamar a esta capital Jerusalem? Hay suficiente espacio alrededor, que construyan una nueva ciudad que se llame Jerusalem. No hay diferencia si es aquí o allá. Pero Jerusalem puede ser sólo una ciudad.
P: En la época de las elecciones municipales se hablaba mucho del hecho que usted pertenece a la corriente religiosa ultra ortodoxa. ¿Cómo explica que dichos rumores se calmaron? ¿La gente se acostumbró o descubrió características suyas que no conocía?
R: Yo considero que las personas, los residentes de la ciudad, son de naturaleza mucho más inteligentes que los políticos y quienes hacen los titulares de prensa. La realidad demostró que el 52% de los votantes de Jerusalem me eligieron. Es decir, ellos no se dejaron llevar por el escándalo. Publicistas y políticos intentaron hacer de este hecho un tema, pero la mayoría como buenos ciudadanos de una sociedad pluralista y sana, no se fijaron si tenía kipá o no, o cuales son mis ideas personales, sino si era una persona confiable y cuál ha sido mi aporte a la sociedad. A fin de cuentas podemos ver que eso es lo que determinó. Por lo tanto, yo no creo que ese era la sensación, sino la incitación. Yo reconozco que hubo personas que tenían sus dudas, pero es a causa de falta de conocimiento.
P: ¿Cómo influye en su trabajo el hecho que ud. es una persona religiosa?
R: Yo creo que la influencia de este hecho es más positiva que negativa. Se manifiesta en temas humanos, en la capacidad de entendimiento de otras posiciones, de otras religiones que existen en la ciudad. Creo que las ventajas superan a las desventajas.
P: ¿Qué esfuerzos diplomáticos se están llevando a cabo para conseguir el reconocimiento internacional de Jerusalem como capital de Israel?
R: Puede que me equivoque, pero yo no creo que exista ningún otro país en el mundo que tenga su capital y la comunidad internacional no la reconozca. Después de la guerra de independencia la ciudad estaba dividida y tampoco entonces los países del mundo reconocieron a Jerusalem como capital de Israel. Había una parte judía y una parte árabe, y no la reconocieron. Creo que es algo anormal e ilógico. En mi opinión los Estados Unidos comenten un error al no trasladar su embajada a Jerusalem. Jerusalem es la capital de Israel les guste o no les guste. En el momento que los Estados Unidos rompa el círculo y traslade la embajada, muchas otras seguirán su ejemplo.
P: ¿Qué opinión le merecen los nuevos inmigrantes sudamericanos?
R: Son cultos, sociables. Son personas muy cálidas. Yo aprecio mucho la aliá sudamericana. Hay personas que todo el tiempo se están quejando. Por el contrario, los latinoamericanos en general vienen, trabajan duro, son productivos, activos y se siente parte. Obviamente no puedo decir que los conozca a todos, pero aquellos que conozco son muy cooperativos.