Monday, July 24, 2006

Cephimo

Centro de Estudios Político e Históricos de Israel y del Medio Oriente
Auspiciado por B’nai Brith Perú
Respuesta a un periodista que hiede…
Alexander Grobman responde a César Hildebrandt su artículo titulado…
“Un estado terrorista y un mundo que hiede”.
Dr. Alexander Grobman*

Ya no sorprende cada exabrupto del periodista César Hildebrandt y menos este último que trasunta abiertamente su ya conocida judeofobia, su enemistad hacia el estado de Israel y su amor por la causa del terrorismo palestino.

Comienza Hildebrandt con el obsceno titulo de su artículo y de su primera línea que implican al estado de Israel, el único estado democrático en el Medio Oriente, como un estado terrorista. La mentalidad orwelliana de Hildebrandt le hace ver el mundo al revés. Quienes se defienden con todo derecho del terrorismo son para él, en su lógica invertida, los terroristas. Hamas sí es efectivamente considerado por Israel, los EE.UU. y la Unión Europea como una organización terrorista. Hizbolá, es para Israel y los EE.UU., también una organización terrorista. Los europeos se resisten a calificar a Hizbolá como terrorista por razones políticas propias de ellos, lo que no contradice la realidad del terrorismo de Hizbolá, que es una organización títere de Irán y de Siria, financiada por ellos y usada como instrumento principal de su política en el Medio Oriente. Esto lo ratificaron claramente exiliados iraníes, en una conferencia en Washington esta semana.

Pasaremos a rebatir uno por uno los vaporosos, insultantes e inaceptables argumentos de Hildebrandt.

1. Los judíos de hoy se llaman los palestinos. La realidad es todo lo contrario. Los palestinos de ayer no eran árabes sino los judíos que poblaban la región en la época del Mandato Británico. El Banco Palestino, la Orquesta Sinfónica Palestina y otras organizaciones como las sindicales que tenían el nombre de palestinas eran de exclusivo uso de los judíos. Recién al formarse el estado de Israel en 1948, los judíos abandonaron el nombre de palestinos y ese logotipo lo cogieron los árabes que antes se hacían llamar simplemente árabes o sirios del sur.

2. Israel se negaba a seguir la ruta de paz trazada en Madrid y designaba a Arafat de terrorista. Lo primero es falso pero lo segundo es evidente. La Conferencia que comenzó en Madrid en octubre de 1991 tras la derrota de Irak, trajo a la mesa de negociaciones por primera vez a una delegación mixta jordano-palestina. En setiembre y octubre, hojas distribuidas por Hamas llamaban a ésta la “conferencia de de la rendición” y de “la venta de Palestina”. Peleas callejeras en Gaza el 30 de octubre y la denuncia de la conferencia por los rechazadores en Teherán prueban lo opuesto a lo que asevera Hildebrandt. Por el contrario el partido laborista ganó las elecciones y se alió con el ultra pacifista partido de extrema izquierda Meretz en Israel, para hacer gobierno en 1992 bajo la dirección de Itzjak Rabin, quien firmó los acuerdos de paz de Oslo. En ellos se aceptó el regreso de Arafat de Tunes y el reconocimiento recíproco de Israel y de la Autoridad Palestina.

3. Israel mató a niños y civiles durante el dominio británico. Las organizaciones militares nacionalistas judías Irgun Zvai Leumi y Grupo Stern en 1937 y 1938 cesaron de restringir sus operativos que eran solo contra los ingleses y no contra los árabes, cuando comenzó la revuelta árabe y subsecuentes ataques terroristas a los judíos. Los árabes por primera vez entendieron que no quedarían impunes sus ataques a los judíos como la masacre de los pobladores judíos de Hebrón de 1929.

4. La muerte de Arafat por un extraño mal no diagnosticado. Se ha especulado cual fue el resultado del análisis post-mortem de Arafat que su esposa no quiso se hiciera de conocimiento público. La salud de Arafat se había ido resintiendo desde mucho tiempo atrás. Una de las causas del ocultamiento del boletín médico del hospital francés donde él murió pudo deberse a las malas consecuencias que tendría el conocimiento de la cantada homosexualidad de Arafat.

5. El extremismo islámico se exacerbaba cuantos mas muros levantaba Israel. ¿Sugiere acaso Hildebrandt que Israel debiera hacer que sus ciudadanos se dejaran degollar por los fundamentalistas islámicos para no exacerbarlos?

6. La posibilidad de que coexistan en un mismo territorio que ayer fue indiscutiblemente palestino y cuyas sobras Israel ha tomado. Ignora Hildebrandt que nunca hubo un estado palestino y que la mayor parte de las tierras sobre las que se fundaron los kibutz y moshav judíos fueron compradas a grandes terratenientes árabes. En Jerusalem desde que se realizaron censos a mediados del siglo XIX y en adelante, ha habido mayoría de población judía. Cuando comenzaron a entrar judíos de Europa en mayores números desde fines del siglo XIX también migraron árabes desde Irak, Egipto y Siria por las mayores oportunidades de trabajo. Las tierras públicas que correspondían al imperio turco otomano y que no están dentro del estado de Israel que se formó por partición sancionada por las Naciones Unidas, al haber quedado sin propietario, son las que están en disputa desde que los árabes no aceptaron formar un estado sino en la totalidad de Palestina. Esas tierras fueron invadidas por Jordania y Egipto y en 19 años de ocupación por ellos, no aceptada por las NNUU, los árabes no dispusieron de ellas para formar un estado palestino propio ya que su objetivo único era la destrucción del estado judío. Por consiguiente las llamadas tierras palestinas son un mito y se requiere de una decisión entre las partes para decidir a quien le corresponden las tierras públicas que pertenecieron al imperio otomano que gobernó en Palestina por casi 400 años.

7. Israel ha desoído la resolución de la ONU de 1967. Israel aceptó la Resolución 242 de la ONU de devolución de “territorios” explícitamente (no de “los territorios” como sostienen los árabes, puesto quienes redactaron la Resolución 242 han informado que sabían porque lo hacían así), por paz y de formación de fronteras seguras. Israel retornó el Sinai a Egipto y ofreció negociar con los palestinos las tierras en disputa. Fueron los palestinos quienes no aceptaron la Resolución 242 y 338. En noviembre de 1988 Bassam Abu Sharif, el asesor político de Arafat, rechazó ambas resoluciones como bases de negociaciones con Israel, pero lanzó un balón de prueba señalando que querían una paz permanente con una solución de dos estados y reconocimiento mutuo. En la convocatoria de noviembre de 1988 de Algiers (Argelia) recién hicieron referencia a que acptarían la resolución 181 (de partición de 1947) y las Resoluciones 242 y 338, pero al mismo tiempo con la legitimización de la lucha armada. No fue Israel por lo tanto quien desoyó dichas resoluciones.

8. Un estado palestino desarmado y bajo su vigilancia. En efecto, bajo condiciones de paz en un vecindario en que 6 millones de judíos están rodeados por 200 millones de árabes, las precauciones no sobran. Es de esperarse que las condiciones de un posible estado palestino junto a Israel, serán el de un estado desarmado sobre el que se ejercerá estrecha vigilancia.

9. Las elecciones de la Autoridad Palestina las ganó en votación democrática Hamas e inmediatamente Israel comenzó con provocaciones. Hamas obtuvo una mayor votación por tres motivos: la corrupción del gobierno de Arafat y su partido Fatah; los servicios asistenciales que presta Hamas y su determinación de no reconocer la existencia del estado de Israel. Este último motivo descalifica a Hamas para negociar con Israel, aun siendo gobierno. Nadie negocia con quien quiere destruirlo.

10. Israel ejerce el mas público terrorismo de estado de que se tenga noticia. La población de Israel ha estado sujeta a constantes atentados terroristas con intención de matar el mayor número de civiles. Su defensa ha sido basada en evitar daños contra sus ciudadanos y a la propiedad evitando afectar dentro de los posible, a la población civil árabe. Sin embargo, no en todos los casos eso ha sido posible puesto que las organizaciones terroristas palestinas, Hamas, Yijad Islámica y las alas terroristas de Fatah, acostumbran a instalar sus oficinas, laboratorios de fabricación de bombas y otros centros administrativos dentro de altas concentraciones de población civil. En esa forma pueden alegar que los israelíes cuando buscan atacar a sus líderes, están apuntando mas bien a matar civiles. Israel tiene como legítimos blancos a los líderes de las organizaciones que buscan su destrucción. En una guerra, como la que Israel tiene con los palestinos, el enemigo es reconocible como tal y es un objetivo de ataque. La captura de parlamentarios y funcionarios de la AP, pertenecientes a Hamas, puede servir para canjearlos por el soldado israelí que Hamas ha secuestrado.

11. Palestinos son una raza de leprosos. Esta es una aseveración gratuita de Hildebrand y en ninguna parte se ha visto tal falta de respeto a los árabes por parte de alguna autoridad o por la prensa de Israel. Israel no tiene otros objetivos que alcanzar la paz que permita a ambos pueblos coexistir lado a lado y ha demostrado su capacidad de ofrecer concesiones. Lo único que ha recibido en cambio es mas ataques a su población.

12. Estados Unidos el sanguinario compinche. Hildebrandt se ensaña contra Israel y contra EE.UU. Sus posiciones ideológicas contra ambos países son conocidas y de allí que el uso de adjetivos extremos para calificar a dos puntales de la democracia mundial son de esperar de él.

13. Hoy Israel bombardea su patio trasero, el Líbano del que tuvo que huir. La campaña del Líbano le permitió a Israel lograr la expulsión de Arafat y sus huestes a Tunes. Desde 1982 hasta el 2000 Israel ocupó una faja de seguridad al sur del rio Litani en el Líbano precisamente para evitar el tipo de ataques que Hizbalá, una agrupación terrorista formada en 1982 y apoyada militar y financieramente por Irán y Siria, hacían entonces. Al retirarse las Fuerzas de Defensa de Israel, no porque las expulsaran, sino por decisión política del Primer Ministro Barak en el año 2000, el vacío fue llenado por Hizbalá y los resultados están a la vista. La agresión a Israel iniciada por Hizbolá ocurre a pesar que las Naciones Unidas han certificado que no existen actualmente problemas de límites entre Israel y el Líbano. Hizbolá procura sin embargo desestabilizar la región por pedido de su titiritero Irán.

14. La masacre de Sabra y Chatilla. Tras el asesinato del presidente Gemayel del Líbano por los palestinos, el partido falangista cristiano al que pertenecía Gemayel se cobró la revancha. Las fuerzas de Israel no se encontraban en las proximidades y Sharon se encontraba en Israel durante el evento. Ha sido ampliamente demostrado por el mismo líder del grupo falangista que entró a los campos de refugiados, Hobeika. en posteriores declaraciones, que las decisiones de penetrar en los campos de refugiados para buscar terroristas, las tomaron los propios libaneses sin participación de Israel.

15. Dos soldados de Israel valen mas que miles de árabes infectos. Nuevamente Hildebrandt usa calificativos no aceptables para proyectar hacía otros pensamientos que solo son suyos, tratando así de envenenar el ambiente. Sean dos o dos mil sus soldados ellos valen lo mismo para Israel. Ellos saben que sus compañeros harán lo imposible por rescatarlos. No son estadísticas, son personas que tienen para los israelíes un valor que quizás en otros pueblos no se llegue a aquilatar. Su gente es lo mas preciado que tiene Israel. Una agresión a Israel y a su gente tiene la posibilidad de traer una reacción de la magnitud observada ya que la lección que se quiere dar al agresor es que lo piense en términos de consecuencias en el futuro. Por otra parte Israel no puede someterse al chantaje, por mas doloroso que sea no aceptar el trato de canje de sus compañeros por miles de terroristas. En el pasado al dejar libres a terroristas, estos han causado muchas nuevas víctimas civiles.

16. El Holocausto los autoriza a todo. Los judíos no se están tomando revancha contra el mundo y menos contra los que cometieron directamente el Holocausto. No se considera a las generaciones de alemanes de ahora responsables de lo que hicieron sus antecesores. Israel tiene relaciones diplomáticas normales con Alemania. Solo en la imaginación de Hildebrandt se puede concebir que Israel se sienta libre moralmente para hacer con otros lo que hicieron con el pueblo judío no solo en el Holocausto sino a través de toda su historia.

17. El próximo paso será bombardear el estado teocrático de Irán. Israel ha tenido años de amistad y colaboración estrecha con el pueblo de Irán. Sin embargo su gobierno se encuentra empeñado en obtener armas nucleares que se usarían expresamente para borrar a Israel del mapa. Eso lo ha dicho y reiterado hasta en cuatro oportunidades el presidente de Irán, Ahamdinejad. Sería absurdo pensar que Israel permanezca inactivo si la amenaza de los lunáticos de Teherán llegara a materializarse. Esa amenaza no es tan solo contra Israel. Lo es contra países como Saudi Arabia y también Europa Occidental. Si ellos no tienen el coraje de enfrentarse a los Ayatolas le tocará seguramente la responsabilidad a Israel. Los grandes intereses que menciona Hildebrandt van precisamente en dirección opuesta a la que él señala. Mientras fluya el petróleo, Europa Occidental y China pudieran no tener reparos en sacrificar a Israel. La historia de Munich sin embargo no pasará. Israel no aceptará ser la nueva Checoslovaquia.

No habríamos respondido mediante esta nota a la crítica vitriólica barata y a los infundios de Hildebrandt, si no fuera porque contienen tal cantidad de falsedades y contrasentidos, que consideramos no podrían pasarse por alto en honor a la verdad.

*Consultor internacional y miembro fundador de CEPHIMO.
El artículo de Hildebrandt, con vergüenza, a continuación, a modo de testimonio:
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Publicado en La Primera del 18.07.06 – Lima-Perú.
Un Estado terrorista y un mundo que hiede
Cesár Hildebrandt

Israel nos recuerda ahora a los nazis que odiaron y masacraron a millones de judíos. Los judíos de hoy se llaman palestinos. Cuando los palestinos conservaban a Yaser Arafat como líder, Israel se negaba a cumplir la ruta de paz trazada en Madrid y confirmada en Oslo.
Israel sostenía que Arafat seguía siendo un terrorista. Pretendía el Estado sionista que la palabra terrorista causase escalofríos entre su gente. Entre su gente joven, sin duda que había escalofríos.Entre sus mayores y muy mayores esa palabra les resultaba familiar: ellos habían ejercido el peor de los terrorismos –el que mata a niños y a civiles ajenos a la contienda– en su lucha por liberar a Palestina del dominio británico.
Cuando murió Arafat, recluido en la Mukata destruida por los tanques del Estado judío y llevado a París, donde murió a causa de un extraño mal no diagnosticado, asumió el moderado que Israel reclamaba.Sin embargo, el moderado se vio pronto jaqueado por el radicalismo de los grupos que han hecho de la memoria de los agravios su capital político y por la intransigencia muchas veces criminal del Estado de Israel, que sabía que mientras más desprecio mostrara y más muros levantara daría más alas al extremismo islámico.
Porque diga lo que diga el sionismo armado de bombas atómicas, la verdad es que su objetivo es demostrar al mundo la imposibilidad de que coexistan israelíes y palestinos en un mismo territorio.Territorio que ayer fue indiscutiblemente palestino y cuyas sobras, ocupadas por una guerra, Israel ha tomado como suyas desde la desoída resolución de la ONU de 1967.
O, en todo caso, de aceptarse la repudiada proximidad, lo que Israel impondrá, a fuego de misiles y con cuanta carne de inocentes sea posible, será un Estado palestino desarmado y bajo su vigilancia, sin fuerzas de defensa ni soberanía sobre su aire o suelo, con aduanas supervisadas por el ejército judío y autoridades previamente aprobadas por el consenso chauvinista de la Kenésset.Cuando la democracia se ejerció hace pocos meses en los territorios ocupados, triunfó, por los votos, Hamas.De inmediato, al día siguiente, Israel blandió e hizo uso de una política de provocaciones verbales y bélicas.
¿Quería Israel que las elecciones las ganasen los moderados? Pues habrían tenido que dejar de matar (y de jactarse por ello) a los dirigentes de las fracciones radicales, tan radicales como los militares israelíes a la hora de practicar el más público terrorismo de Estado del que se tenga noticia.Porque Pinochet mandó matar a Orlando Letelier en una operación secreta. Israel es el único país en el globo que anuncia sus crímenes “selectivos” como si esperara la felicitación mundial. Y no importa que muchas veces sus misiles se equivoquen y maten familias enteras o estallen en escuelas u hospitales.Y es el único país autorizado para humillar a diputados y ministros de una Autoridad con estatuto internacional y llevárselos presos en una operación nocturna. Nada importa para el Estado sionista.
Total, se trata de palestinos, esa raza de leprosos que el mundo ha condenado y que Israel exterminará si Estados Unidos sigue siendo su sanguinario compinche.Hoy Israel bombardea otro de sus patios traseros, el Líbano, del que tuvo alguna vez que huir. Israel destruye un país antes invadido –el país donde Israel instigó la espantosa masacre de Sabra y Chatila, ejecutada por el falangismo bajo la protección judía– porque un grupo del extremismo islámico, alimentado en su odio por los crímenes israelíes, secuestró a dos soldados luego de matar a ocho en un combate (Israel no dio cuenta de cuántos guerrilleros de Hizbolá perecieron en el encuentro).Y como dos soldados del Estado sionista valen miles de “árabes infectos”, Israel destruye la infraestructura de un país que estaba reconstruyéndose y bombardea blancos civiles, camionetas con diez niños, casas que se interpusieron en el camino del misil teleguiado, una familia de ocho canadienses, lo que sea.
Porque Israel no tiene límites.El espantoso y condenable holocausto de los judíos –cree Israel– los hace hoy inimputables. El holocausto –dicen sus lobbies, su poder mediático mundial, su descomunal poder financiero– los autoriza a todo. “Siempre seremos vistos como víctimas”, podrían añadir.Y el mundo calla. Y Discovery Channel pasa lo del 11 de septiembre mientras los aviones F-16 y F-18 de la fuerza aérea israelí destruyen el aeropuerto de Beirut, las centrales eléctricas, las baterías antiaéreas del ejército libanés, además de los innumerables blancos civiles que son parte del mismo ánimo de la división Cóndor en Guernica: destrozar todo espíritu de resistencia, sembrar el terror desde el aire.
El próximo paso –estarán pensando los del estado mayor sionista– será bombardear las instalaciones pre-atómicas del Estado teocrático de Irán, oscurantista y amenazador, tal como lo hicieron con Irak en 1981 al destruir los dos reactores Tamuz I y Tamuz II.¿Lo harán con los misiles Supershafrir de efecto retardado antihormigón? ¿O Estados Unidos les proporcionará su nueva arma secreta, una bomba atómica de poca potencia pero que estalla hacia abajo y se especializa en búnkeres indeseables?¿Y cuáles serán los otros capítulos? ¿El recuerdo legítimo del holocausto puede poner al borde del apocalipsis al mundo entero?¿Europa no existe? ¿La ONU ha dejado de existir? ¿Qué leyes civilizadas pueden sobrevivir después de todos estos años de abuso silenciado por los grandes intereses?