Sunday, November 02, 2008

Iraque: Violações são armas de guerra

Postagem: Andre-Moshe Pereira,

Presidente Comunidade Judia Or Ahayim

Autoria:
Roxana Levinson


Tres hombres la siguieron en un automóvil Opel blanco después que ella subiera a un taxi desde su casa – ubicada en el distrito de Qadissiya, en la ciudad santa iraquí de Najaf. La doctora Khaula Al-Tallal (50) trabajaba en el comité médico que examina a los pacientes y evalúa qué beneficios sociales recibirán. Lamentablemente, Khaula era una mujer en un país donde ser mujer y profesional es cada vez más una invitación a la pena de muerte. Cuando comenzó a caminar hacia su casa, uno de los hombres que ocupaban el Opel blanco descendió y perforó su cuerpo a balazos.

La activista por los derechos de la mujer Umm Salam (nombre ficticio) conoce muy bien a los hombres del Opel blanco, ya que también a ella trataron de asesinarla. A pesar de haber quedado herida, igual que su hijo que se encontraba junto a ella, alcanzó a ver a los atacantes y está convencida de que trabajan para el estado.

Los ataques mencionados no son incidentes aislados, incluso en Najaf, una ciudad exclusivamente chiita y que se mantiene relativamente al margen de la violencia. Cuerpos de mujeres jóvenes han aparecido en sus polvorientos callejones, plazas y avenidas, rodeadas de enloquecidas jaurías urbanas.

A los iraquíes no les gusta hablar del asunto, pero todos saben bien lo que está sucediendo. Si una mujer es secuestrada y nadie pide rescate significa que fue secuestrada para ser violada. Incluso cuando las mujeres son secuestradas, violadas y luego puestas en libertad, la respuesta de sus propias familias suele ser matarlas, al parecer para preservar el honor.

En Iraq, las mujeres viven con miedo debido a las alarmantes cifras – que mes a mes van en aumento – de asesinato violento de mujeres. Elllas son asesinadas por pertenecer a la secta enemiga, por realizar trabajos que los militantes fanáticos consideran inadecuados, tales como en hospitales, ministerios y universidades. Y mueren también porque son los objetivos más “fáciles” para las bandas de criminales sin control en Irak.

Las mujeres en Irak viven con terror de expresar sus opiniones, de hablar, de ir a trabajar, de desafiar las estrictas prohibiciones relacionadas con la vestimenta, y las reglas de comportamiento, que imponen los militantes islamistas, tanto chiitas como sunitas. Viven también con miedo a sus maridos, y a todo un sistema que en la posguerra le ha quitado el poder a los juzgados de familia y se lo ha otorgado a los clérigos.

Tenebrosos resultados de una investigación “en el terreno”

El periódico británico “The Observer” ha realizado una investigación de un mes en Irak tras la cual concluyó que las mujeres son seriamente discriminadas y su situación en relación con los derechos más elementales es idéntica a la de las mujeres en la Edad Media. En zonas como el bastión de la milicia chiita, Sadr City, en Bagdad oriental, las mujeres han sido golpeadas por no llevar calcetines. Ni siquiera llevar cubierto desde la cabeza hasta los tobillos es suficiente para los fanáticos. Algunas mujeres han sido amenazadas de muerte por no llevar la Abbaya (el chador iraquí). Infomres similiares se registran en Mosul, donde son los extremistas suníes los que imponen la ley, así como en Kirkuk, Karbala, Basora y otras ciudades. La investigación del periódico da cuenta de cómo los mismos miembros de las sectas que se ocupan de la vigilancia fanática del pudor de sus mujeres son responsables del secuestro y violación de mujeres fuera de sus sectas y comunidades.

Yanar Mohammed, que encabeza la organización “Mujeres iraquíes por la Libertad”, relata acerca de una activista cristiana, que fue amenazada de muerte por no usar velo. “Ella debía regresar a su casa, cada día, caminando a través del barrio Jaish Al Mahdi, una zona controlada por las milicias chiitas islámicas. El hecho de que no use velo es para los hombres del lugar una especie de señal de que pueden abusar de ella. Hace algunas semanas, un hombre comenzó a seguirla y a decirle que quiere mantener relaciones sexuales con ella. Él le aclaró que como de cualquier modo lo haría y que si ella no estaba de acuerdo, la secuestraría. Además, agregó que dado que él iba armado, ella debía aceptar un ‘matrimonio por placer’, o sea una unión sexual temporal celebrada por un clérigo”.

Esta fuerte anécdota es una más de las que acumulan organizaciones como la de Yanar Mohammed o la “Red de Mujeres Iraquíes”, dirigida por Hanna Edwar, quien advierte que “la violación se está usando como un arma en la guerra sectaria, para humillar a las familias de comunidades rivales. La violación ha pasado a ser un elemento en el ajuste de cuentas entre sectas”.

En este sentido, Yanar Mohammed cuenta cómo una niña chiita fue secuestrada, violada y arrojada a un basural en el barrio Husseiniya de Bagdad. La represalia fue el secuestro y la violación de varias niñas suníes en la zona de Rashadiya.

“Hay historias similares en todo Irak”, afirma Aida Ussayaran, ex ministra de Derechos Humanos y en la actualidad una de las mujeres que integran el Consejo de Representantes. “Nosotros culpamos a las milicias, pero cuando hablamos de milicianos debemos saber que muchos son miembros de la policía. Hoy en día, toda familia que tenga una joven que se ve bien no desea enviarla a la escuela o a la universidad y cuida de que salga a la calle con el velo”, explica la funcionaria.

“Ésta es la peor época que hayan vivido las mujeres en la historia iraquí. En nombre de la religión y del conflicto sectario, están siendo secuestradas, violadas y asesinadas. Y nadie habla de ello”, advierte Ussayaran.

Si bien los ataques contra las mujeres han sido durante mucho tiempo el secreto sucio de la guerra de Irak, el gran nivel de violencia actual provocó que saliera a la luz. Las descripciones de asesinatos y ataques hechas por mujeres iraquíes son similares, recurrentes, escalofriantes. Se trata de una violencia que no sería posible sin una amplia,masiva y permisiva brutalidad hacia las mujeres, que impregna “el nuevo Irak” en su totalidad.