Saturday, November 26, 2005

Chaim Nachman BIÁLIK


Bet Biálik

La casa del poeta nacional de Israel

Yonatán Dubosarsky*


Las casas en las que habitó Jaim Najmán Biálik durante una vida rica en vagabundeos, fueron muchas. La única que recordaba con nostalgia era la casa paterna en Brody, un pueblo ucraniano ubicado cerca de Zitomir. Allí nació en 1873 y vivió sus primeros años en las cercanías del bosque en el que su padre trabajaba sobre tierras alquiladas. Hasta su llegada a Israel, el poeta no tuvo casa propia. Sólo en 1923 se le presentó la oportunidad de oro, cuando festejaba medio siglo de vida.
En ese entonces, Biálik residía en Alemania, país en el que se estableció desde mediados de 1921, cuando dejó la Unión Soviética. Su destinación era Palestina, pero las circunstancias lo obligaron a permanecer en Alemania, en ese tiempo, un centro muy importante para los libros en hebreo. Allí se encontraba la casa editorial Moríah que le proporcionó medios de subsistencia. Las cosas no marcharon como las había planeado y le tomó a Biálik un buen número de años para reorganizar la editorial cuyo nombre cambió a Dvir, y ponerla en marcha.
Para celebrar el cincuentenario de su nacimiento, el poeta nacional festejado se preparó un obsequio que le iba a permitir, eventualmente, construir su casa en Eretz Israel. La ocasión se presentó en forma de una edición completa de sus obras, en cuatro volúmenes, que se publicó en una encuadernación lujosa de cuero y se imprimió sobre papel marcado con una filigrana alusiva a las fechas del poeta, y grabados en madera del artista Yosef Budko.
La edición tuvo un éxito extraordinario y le proporcionó a Biálik una enorme suma que guardó sabiamente para costruir su casa. Por conducto de las oficinas de la compañía Gueulá, compró con ella un terreno en Tel Aviv, ubicado cerca de la calle de Allenby, de boga entonces, sobre la que se construían numeroso edificios. Todo estaba listo para comenzar la construcción. Y en marzo de 1924, Biálik y su mujer llegaron a Tel Aviv.
El recibimiento fue fastuoso: el Alcalde Meir Dizengoff amigo del poeta desde los días de Odesa, y miembros del consejo municipal escoltaron a la pareja de recién llegados por las calles de la nueva ciudad de Tel Aviv. Biálik, que no hay que olvidar que llegaba de Berlín, vio delante de sí algo amorfo que difícilmente podía llamarse ciudad; las construcciones, en su mayoría de un solo piso, constituían más bien algo así como casitas de aldea arracimadas en vecindades. El número de habitantes apenas si llegaba a 17 mil almas. No obstante, la efervescencia era contagiosa. Este era el comienzo de la Cuarta Aliá (ola de inmigración) y, a partir de entonces, Tel Aviv comenzó a transformarse en una verdadera metrópolis.
A los pocos días de su llegada, se le confirió a Biálik un honor excepcional: darle su nombre a una calle, estando el poeta aún en vida. El lugar escogido era el adyacente al terreno sobre el que erigiría su casa; empezaba en el área arenosa que se iniciaba en la calle de Allenby y terminaba en los andamios de un hotel en construcción que se convertiría, andando el tiempo, en la sede de la municipalidad de Tel Aviv.
El trabajo de la casa comenzó, no sin antes celebrarse una ceremonia de colocación de la primera piedra en presencia de los amigos más cercanos del poeta; entre ellos destacaba el filósofo y escritor Ajad Haam, residente de Tel Aviv desde 1922. La construcción de la casa fue encomendada a la compañía Solel Boné, bajo la supervisión de Eliézer Kaplan, figura que habría de convertirse eventualmente en el primer ministro de finanzas del Estado de Israel. Biálik no estuvo presente durante las primeras etapas de construcción porque había regresado a Berlín para supervisar el traslado de la editorial Dvir a Palestina; pero el arquitecto Yosef Minor, quien había precedido al poeta, estuvo presente.
Minor se encontraba en el país desde hacía un año, y su encuentro con el paisaje y los estilos arquitectónicos árabes cambiaron por completo, debido a su nueva apreciación, sus planes originales diseñados en Berlín cuando se le comisionó la casa. Los diseños del período de Berlín muestran claramente las influencias del funcionalismo que precedió al movimiento Bauhaus, pero la casa erigida por Minor muestra un claro viraje en su concepción. Siguiendo a su maestro Baerwald, Minor se había convertido en discípulo de las arquitecturas europea y árabe, y la casa de Biálik es un nítido ejemplo de esta síntesis.
Mientras que la división de los pisos y las habitaciones deriva de la arquitectura europea, los elementos decorativos fueron tomados de los árabes. Arcos y columnas embellecen cada sección de la casa; siguiendo la costumbre árabe, se hizo techo plano para ofrecer un ambiente placentero durante las calientes noches de verano y una vista de la ciudad en construcción; las ventanas del edificio son bajas, como una protección del sol calcinante. El elemento oriental más obvio es la torre abovedada con ventanas casi ojivales.
Cabe señalar que el Oriente de Minor es auténtico. No es un Oriente de inspiración romancera, sino de una realidad muy concreta. Un ejemplo de lo anterior lo constituye el pilar que conecta los dos grandes arcos de la veranda ubicada en el frente de la casa. Minor escogió en este caso el estilo de los Cruzados para recalcar su deseo de entablar una línea de continuidad con las generaciones arquitectónicas pasadas en Tierra Santa.
No obstante, debe recordarse que la casa fue construida por un judío. Minor estaba tan ansioso de que no hubiera duda de ello, que en la planta baja, en la sala de recepción, construyó un hogar con dos pilares que sostienen arcos. Estos se cubrieron con azulejos decorados con temas judíos, diseñados en los talleres de artesanía de Bezalel, en Jerusalén. La decoración del hogar refiere la historia de los espías de Josué y el Arca de las Tablas de la Ley en sus peregrinajes; los pilares muestran las doce tribus y los meses del calendario hebreo. Y como si ésto no fuera suficiente, un elemento adicional entabla la conexión entre la historia judía y el credo sionista: en un lado del pilar está una réplica de la famosa moneda romana con la inscripción Judea Capta, y en el otro, una moneda con imágenes de la Judea capturada libre de sus cadenas y una inscripción que dice "Judea Liberada".
La obra de Minor era radicalmente distinta de la de la mayoría de los otros arquitectos, en el hecho de que también diseñó el interior: cada cosa en la casa, puertas, ventanas, manijas y muebles, todo fue diseñado por él. El trabajo en sí fue realizado por el carpintero Avraham Krinitzy, posteriormente Alcalde de Ramat Gan.
La inauguración de la casa se realizó durante los festejos de Sucot, o Fiesta de los Tabernáculos, en 1925. A partir de entonces, hasta la muerte del poeta, los residentes de la "Pequeña Tel Aviv" se reunirían en el jardín de la casa cada Simjat Torá o festividad de celebración de la Torá, para cantar y bailar junto con Biálik hasta las horas tempranas de la madrugada.
En relación a los lineamientos y a las proporciones de la "Pequeña Tel Aviv", la casa de Biálik era monumental, con un carácter público que iba más allá de una residencia normal. Pero Biálik no era una persona privada: estamos hablando de la figura central en todo lo que atañe a la cultura hebreo-sionista, que ocupó numerosos cargos públicos, entre ellos el de Presidente de la Asociación de Escritores y presidente del Comité para la Lengua Hebrea. Desde el principio la gente vio en él al portavoz más importante del yishuv (la comunidad judía de Palestina anterior al Estado de Israel). Por lo tanto, es necesario referirse a la casa como a una de las residencias oficiales de aquellos que desempeñan en la actualidad altos puestos, como el Presidente del Estado o el Primer Ministro.
En su casa tenían lugar de manera regular las reuniones oficiales de la Asociación de Escritores, el Comité de la Lengua Hebrea y otros grupos. Y como si ésto no fuera suficiente, muchos de los residentes de la ciudad de Tel Aviv tomaron por costumbre visitar al poeta como si se tratara de los jasidim que presentan sus respetos a su rabí con peticiones: unos pedían consejo de qué nombre dar al nieto; otros pedían recomendación para un trabajo, seguros de que Biálik podía ayudar, y así sucesivamente. Ni el letrero "Jaim Najmán Biálik recibe visitas en su residencia sólo los lunes y jueves de 5 a 7 de la tarde", que colgó en su puerta e hizo imprimir en los diarios, sirvió para evitar el flujo de gente.
En estas circunstancias, no es de sorprender que el poeta decidiera dejar Tel Aviv y cambiarse a Ramat Gan. A fines de 1933, Biálik rentó su casa a una familia pudiente de Sudáfrica y, junto con su mujer, se fue a vivir a una pensión en Ramat Gan donde Minor estaba ya bosquejando una nueva casa para ellos.
Las cosas no marcharon según los planes, porque a mediados de 1934, el poeta viajó a Viena para someterse a una operación de cálculos en la vesícula biliar y murió allí mientras se recuperaba de la operación, el 4 de julio de 1934. Su ataúd fue repatriado el 16 de julio y se le rindieron homenajes de estado en Tel Aviv. Camino al cementerio ubicado en la calle de Trúmpeldor, el cortejo fúnebre hizo un alto en las afueras de la casa en la calle de Biálik. Así termina el primer capítulo en los anales de Bet Biálik.
En general, Biálik no pasó mucho tiempo en la casa. Por lo menos cinco de los últimos diez años de su vida, los pasó lejos de ella. Viajó extensamente en el extranjero, tanto por asuntos oficiales, como para recibir tratamiento médico: durante años sufrió de cálculos en la vesícula biliar y cada año iba para curas con las aguas de Marienbad. Cuando no estaba viajando en el extranjero, sobre todo en los difíciles meses de calor de Tel Aviv, se iba de vacaciones a Safed o a Jerusalén.
No es menos interesante citar el hecho de que, aparte de los versos compuestos para el 25 aniversario de la fundación de Tel Aviv, no escribió nada de poesía en la casa de la calle de Biálik. La mayor parte de la poesía que escribió en los últimos años de su vida fue compuesta durante sus viajes al extranjero.
A la muerte de Biálik, se presentó la cuestión de preservar su testamento literario. El poeta no dejó testamento, pero era universalmente aceptado que la casa serviría como centro para todas las actividades de conmemoración. Muchas ideas al respecto fueron presentadas, pero ninguna fructificó. Con el paso del tiempo, la casa quedó desierta y se puso de manifiesto el peligro para la sobrevivencia física del inmueble y la preservación de los manuscritos. Al acercarse el tercer aniversario del fallecimiento del poeta, se creó la Asociación Biálik, que tomó sobre sí la responsabilidad de restaurar la casa y convertirla en un sitio conmemorativo. El comité ejecutivo de la asociación publicó un anuncio en que se declaraba:
"Bet Biálik es un hogar nacional, una casa del pueblo de Israel en Eretz Israel y en la Diáspora. Hagamos de esta mansión un albergue para el alma de la cultura hebrea; prometamos nunca dejar que se extinga la luz que el poeta encendió aquí! La casa va a constituirse en el inmueble depositario de todas las cosas relacionadas con el poeta y su obra; un lugar que recoja el acervo folklórico hebreo, un sitio de reunión para los escritores hebreos y un centro para la expansión de la cultura hebrea".
El autor y educador Shlomó Hillels (1873-1953) fue designado por el comité para administrar la casa. Esta fue renovada acuciosamente y preparada para sus nuevas funciones. Sin embargo, a pesar de que las intenciones eran buenas, se cometieron algunos desafortunados desatinos: la cocina y la recámara fueron destruidas, probablemente con la premisa de que lo que importaba era preservar el estudio y la biblioteca del escritor, sus libros y manuscritos, ya que sus hábitos de alimentación y descanso no eran nada notables. La casa se abrió al público en el tercer aniversario de la muerte del poeta, el 30 de junio de 1937 (según el calendario hebreo). Contenía tres elementos separados:
1. Los archivos: en ellos se recogieron cerca de 300 manuscritos de Biálik y docenas de manuscritos de otros autores. Contenía, asimismo, espacio de almacenaje para miles de cartas de escritores y figuras públicas que sostuvieron correspondencia con el poeta, así como cartas escritas por él mismo.
2. La biblioteca: la biblioteca privada de Biálik contenía aproximadamente 3.500 volúmenes, muchos de ellos con dedicatorias, comentarios o marcas de pluma del escritor, y ediciones raras. A la colección personal del poeta se agregaron libros nuevos que fueron donados a la biblioteca o comprados por el comité.
3. El museo: basado en todo lo que había en la casa, la colección de pinturas y mobiliario del poeta así como otros objetos relacionados con las actividades variadas del poeta, editor e impresor, figura literaria y líder sionista.
Después de un año de actividades, la casa se convirtió nuevamente en el centro de cultura de Tel Aviv. Las instituciones que Biálik había encabezado ubicaron algunas de sus actividades en los cuartos disponibles de la casa. Así fue como la Asociación de Escritores centró sus actividades en Bet Biálik, y desde ella publicó su revista mensual Moznáim (Balanza), que todavía existe. El Comité de la Lengua Hebrea y la Asociación de Amigos de la Universidad Hebrea de Jerusalén en Tel Aviv se reunían allí. Similarmente, se organizaron cursos del Vaad Leumí (el comité nacional del lideazgo anterior al Estado) para jóvenes líderes de los Estados Unidos de Norteamérica. Bet Biálik pronto se convirtió en un atractivo para los turistas que visitaban Tel Aviv. Maestros comenzaron a traer niños del jardín de infantes y la escuela primaria, una tradición que continúa hasta hoy en día y que ha paseado por más de 70 años a la mayoría de los niños de Israel en esta casa.
Hillels desempeñó su cargo por poco más de un año, pero a pesar de la cortedad del tiempo, consiguió diseñar un programa que duró casi cinco décadas. Para sustituir a Hillels, el comité nombró a Moshé Unguerfeld, un periodista que había inmigrado recientemente.
Unguerfeld (1898-1983) había nacido en Galicia, Polonia, y había cursado sus estudios en el seminario para maestros judíos y en la Universidad de Viena. Había trabajado como educador y publicaba regularmente artículos en periódicos hebreos. A principios de 1932, conoció a Biálik cuando el poeta se encontraba en Viena, casi al final de su visita por Europa Oriental. En el verano de 1933, ambos volvieron a encontrarse cuando Biálik viajó a Viena para recibir tratamiento médico. Después de la muerte del poeta, el fuerte sentimiento que había caracterizado sus relaciones le llevó a dedicar su larga vida a una meta: promover y preservar el nombre y la memoria de Biálik y hacer que su obra fuese conocida mundialmente. Con su nombramiento como director de Bet Biálik, pudo realizar su deseo. Durante los 45 años en que dirigió la casa se identificó de tal manera con Biálik que, durante muchos años, Bet Biálik y Unguerfeld difícilmente podían concebirse el uno sin el otro.
En los días de Unguerfeld, el museo y los archivos permanecieron, en intención y propósitos, sin cambio. Pero la biblioteca se transformó de biblioteca de investigación en biblioteca pública para todo tópico y a todos los niveles. Los libros personales de Biálik fueron separados del resto del acervo de la biblioteca y se cerraron al público. En su lugar se comenzó una colección sobre todos los temas posibles con énfasis en judaica. Junto a esta colección se incrementó el riquísimo acervo de manuscritos, entre ellos rarezas relacionadas con los comienzos del periodismo hebreo, así como una magnífica colección de literatura litúrgica hebrea que incluye muchas y valiosas primeras ediciones. Para 1980, la colección había alcanzado los 60.000 volúmenes.
A principios de 1970, comenzó a declinar la importancia de Bet Biálik como biblioteca. El establecimiento de las bibliotecas en las universidades de Tel Aviv y Bar Ilán y la creación de una red de bibliotecas municipales, notablemente la unificación de las colecciones de "Shaaréi Sion", "Ajad Haam" y "Ha-Rambam" en la biblioteca municipal central, anexa a Bet Ariela, redujo el número de los que dependían del acervo de la biblioteca de Bet Biálik. La colección comenzó a deteriorarse. Los libros fueron almacenados en condiciones que les ocasionarían serios daños. Asimismo, los archivos, que no habían sido tratados con la protección debida desde que Hillels los acomodó en 1938, se dañaron.
Las condiciones de la casa también se deterioraron por falta de cuidado. La colección de arte del poeta y su mobiliario necesitaban restauración urgente. El tiempo inclemente ocasionó deterioros al edificio: el revoque comenzó a pelarse, el techo a gotear y la pintura en el interior a descolorarse. La mayor parte del jardín de la casa de Biálik quedó destruido en 1964, cuando se fundó la Casa para la Mujer Hebrea en memoria de su mujer, Manya Biálik. Los inquilinos de la casa, la Asociación de Escritores Hebreos y el Comité de la Lengua Hebrea se mudaron a sus propios edificios, de modo que la muerte de Unguerfeld acaecida en 1983 simbolizó el final de una era en la historia de la casa. Bet Biálik agonizaba.
En 1984, la Municipalidad de Tel Aviv-Yafo decidió tomar sobre sí la responsabilidad de restaurar completamente el edificio y su contenido. El autor de este artículo fue designado director de Bet Biálik. El Bank Leumí Le-Israel y la Fundación Tel Aviv cubrieron todos los gastos. Para fines de 1984, la casa fue cerrada al público y se iniciaron los trabajos. Dificultades financieras no previstas prolongaron la duración de los trabajos y de hecho se puede decir que la casa permaneció cerrada por espacio de siete años. No fue sino hasta 1991 cuando se reabrió con una ceremonia impresionante. El edificio fue sujeto a un proceso de restauración masiva y todo el daño ocasionado por el tiempo fue reparado: todas las celosías de madera que cubrían las ventanas y puertas se habían podrido y se rehicieron siguiendo los diseños originales; se retapizaron los muebles y los que habían sido extraídos de la casa por Manya Biálik, quien falleciera en 1973, fueron devueltos; algunos artículos perdidos se reemplazaron por otros que fueron comprados para tal efecto.
La importante colección de pinturas y dibujos del poeta, de los mejores artistas de Eretz Israel en la década de los treinta, entre los que estaban Glicksberg, Litvinovsky y Reubén, fue restaurada. Se preparó una exposición permanente sobre Biálik y su obra y se imprimió una guía para visitantes, sobre todo estudiantes de nivel secundario. Un gran esfuerzo se invirtió en la catalogación de los archivos de acuerdo a un criterio profesional. El material epistolar que había aumentado con los años a través de la compra y donaciones se ordenó y por primera vez se hizo un catálogo de la enorme colección de fotografías.
En lo que respecta a la biblioteca, ésta sufrió una revolución: se decidió regresar al plan original y devolverle su carácter único de acervo enfocado a Biálik y su período. La biblioteca privada del poeta se transformó en una especie de colección de museo para investigadores especialistas. Próximamente la biblioteca y los archivos adquirirán una nueva perspectiva, porque sus datos van a ser procesados en computadora. Un programa en multimedia en varios idiomas se ha diseñado para aquellos turistas que no saben hebreo.
Desde su reapertura, la casa ha recobrado su vida de antaño. Grupos de alumnos de todas partes del país y muchos turistas israelíes y extranjeros la visitan a diario. Dos veces por año se realizan exposiciones relacionadas a la vida del poeta y su círculo. Investigadores y estudiantes de todas las instituciones de estudios superiores en Israel reciben asesoría en los trabajos que realizan en los archivos. Bet Biálik se ha convertido nuevamente en un centro de cultura; su pasado ha dictado la obligación con el futuro.Traducción: Ana Flaschner

* YONATAN DUBOSARSKY nació en Italia en 1938 y llegó a Israel en 1948. Estudió literatura hebrea, inglesa, francesa e italiana en la Universidad Hebrea de Jerusaln. Desde 1983 es el director de Bet Bilik.