Wednesday, February 08, 2006

Los lugares sagrados olvidados de Israel

Por Michael Freund*

Versión en español: Aliza Moreno Goldschmidt
( Brevemente em Português)

Al viajar por Kfara Saba, hogar de unas 90,000 personal al noreste de Tel Aviv, se distingue con facilidad el zumbido de la modernidad que atraviesa la energética ciudad. Con su grande y elegante centro comercial en medio de la ciudad, y sus bulliciosas y entrecruzadas avenidas, Kfar Shaba se mantiene vibrante de vida y su población representa una mezcla de colores y bagajes, típica de la diversa sociedad israelí.

A las afueras de la ciudad en el lado este, se encuentra una grande y extensa zona industrial, donde la antigua carretera 444 avanza lentamente, dejando atrás lentamente la intensidad municipal abriendo paso a terrenos de agricultura. No lejos del cruce de Neve Yemin se puede divisar desde la carretera un pequeño edificio de cúpula, el cual se remonta a una era de otros tiempos. Es la tumba de Benjamín, el más joven de los doce hijos del patriarca Yaacov. Pero a pesar de la prominencia de la persona ahí enterrada – siendo Benjamín el padre de una de las doce tribus de Israel – la tumba y el complejo que la rodea se encuentran inquietantemente silenciosos. Siendo la Tierra de la Biblia, Israel es naturalmente el hogar de un gran número de sitios de gran valor históricos y religiosos. Cualquiera que visita la Tierra Sagrada ha oído sin lugar a dudas sobre el Muro de las Lamentaciones en Jerusalem, la cueva de los Patriarcas en Jebrón y la tumba de Raquel en el camino a Belén. Pero incluso los peregrinos religiosos más avezados no tienen conciencia de la existencia de otra decena de lugares sagrados dentro del paisaje israelí, muchos de los cuales son el lugar de descanso final de algunas de las más renombradas figuras bíblicas. Desde el heroico Sansón, quien lucho contra los filisteos con su fuerza sobrenatural, hasta Yoshúa bin Nun, quien lideró a los israelitas a través del río Jordán después del fallecimiento de Moisés. Las tumbas de los justos ofrecen al visitante una oportunidad para conectarse, en un pequeño pero muy tangible modo, con los eventos descritos en el Libro de los Libros."

A las afueras de la ciudad en el lado este, se encuentra una grande y extensa zona industrial, donde la antigua carretera 444 avanza lentamente, dejando atrás lentamente la intensidad municipal abriendo paso a terrenos de agricultura. No lejos del cruce de Neve Yemin se puede divisar desde la carretera un pequeño edificio de cúpula, el cual se remonta a una era de otros tiempos.
Es la tumba de Benjamín, el más joven de los doce hijos del patriarca Yaacov. Pero a pesar de la prominencia de la persona ahí enterrada – siendo Benjamín el padre de una de las doce tribus de Israel – la tumba y el complejo que la rodea se encuentran inquietantemente silenciosos.
Siendo la Tierra de la Biblia, Israel es naturalmente el hogar de un gran número de sitios de gran valor históricos y religiosos. Cualquiera que visita la Tierra Sagrada ha oído sin lugar a dudas sobre el Muro de las Lamentaciones en Jerusalem, la cueva de los Patriarcas en Jebrón y la tumba de Raquel en el camino a Belén. Pero incluso los peregrinos religiosos más avezados no tienen conciencia de la existencia de otra decena de lugares sagrados dentro del paisaje israelí, muchos de los cuales son el lugar de descanso final de algunas de las más renombradas figuras bíblicas.
Desde el heroico Sansón, quien lucho contra los filisteos con su fuerza sobrenatural, hasta Yoshúa bin Nun, quien lideró a los israelitas a través del río Jordán después del fallecimiento de Moisés. Las tumbas de los justos ofrecen al visitante una oportunidad para conectarse, en un pequeño pero muy tangible modo, con los eventos descritos en el Libro de los Libros.

De hecho, de acuerdo con las estadísticas presentadas por la Autoridad de Sitios Sagrados de Israel, que actualmente forma parte del Ministerio de Turismo, más de 7 millones de personas visita cada año más de 120 sitios sagrados a lo largo del país. Pero estos datos son de algún modo engañosos, pues la gran masa de las visitas se concentra en los destinos más populares. Así, por ejemplo, al menos 3 de los 7 millones de visitantes, dice la Autoridad, son registradas en el Muro de los Lamentos, el último vestigio del Segundo Tempo que fue destruido por los romanos hace más de 1900 años. Entro los otros lugares que son populares entre los creyentes se encuentra la Tumba de David en el Monte Tizón, que atrae a visitantes judíos y cristianos. Se puede encontrar hombres y mujeres a todas horas del día parados al lado de la gran piedra que demarca la tumba del gran monarca, recitando versos del libro de los salmos que él compuso, mientras ruegan por la misericordia divina. A pesar de que no se poseen datos exactos, una cosa está clara: lugares menos conocidos, como la tumba de Benjamín y otros, simplemente no atraen a la misma cantidad de público, como los sitios más grandes y conocidos. Estos son, en cierto sentido, los sitios sagrados “olvidados”, los que aparentemente no atraen a grandes números de visitantes a diferencia de otros lugares. A lo lejos, la tumba de Samuel el profeta se parece a un enorme faro ubicado en la cima de la montaña, como si estuviera cuidando a Jerusalem. A unos 900 metros sobre el nivel del mar, la tumba, que se encuentra justo al lado del barrio norte de Ramot, es claramente visible desde la carretera que lleva a la entrada de la ciudad. Es una zona tan familiar, y sin embargo muy pocas de los miles de personas que viajan por el lugar entrando o saliendo de Jerusalem cada día tienen conciencia de su existencia o significado."

El sito en si ha gozado de una larga historia de peregrinaje que se remonta incluso al siglo V. El gran viajante R. Benjamín de Tudela, quien visitó la Tierra Sagrada alrededor del año 1173, cuando estaba bajo la gobernación de los cruzados, hace referencia a la tumba en sus escritos. Más tarde, cuando los gobernantes mamelucos de Egipto capturaron Jerusalem en 1260, los judíos de Jerusalem adquirieron el sitio de la Tumba de Samuel y construyeron ahí una sinagoga. Pero en el siglo XVIII, el fanático Mufti de Jerusalem, Shik Muhammad al-Khalili, logró persuadir a las autoridades otomanas turcas de confiscar el lugar y comenzaron a llamarlo “Nebi Samuil”, la traducción árabe del “profeta Samuel”. En 1917, durante la Primera Guerra Mundial, la mezquita fue destruida durante una batalla entre las tropas británicas y turcas, pero fue reconstruida tras la conclusión de la guerra. Con su vista panorámica y dominante del área, la tumba fue utilizada por los soldados jordanos para atacara a las fuerzas israelíes en al Guerra de Independencia de 1948. En 1967, el sitio fue liberado por Israel en el mismo día que lo fue la ciudad antigua de Jerusalem. Ese día – el 28 de mes hebreo de Iyar – es casualmente la misma fecha en la cual, según la tradición judía, el profeta Samuel falleció. En las alturas del monte donde la tumba está ubicada, un grupo de soldados israelíes montan guardia observando el polvoriento parqueadero que se encuentra en frente del edificio. Un pequeño puente de metal lleva a los visitantes a unas ruinas que datan de los tiempos de las cruzadas, muchas de las cuales fueron descubiertas durante extiendas excavaciones llevadas a cabo en el área en los años noventa."

Si bien árabes y judíos están de acuerdo que la tumba es un lugar sagrado, ellos difieren sobre el lugar exacto donde el cuerpo descansa. Los musulmanes creen que fue enterrado por debajo del gran corredor a lo largo de la entrada, mientras que la tradición judía dice que la tumba de Samuel se encuentra debajo de un pequeño cuarto ubicado en otra parte del edificio. En este sentido, la tumba es única, pues es quizás el único sitio santo de importancia en el país donde funcionan una sinagoga judía y una mezquita musulmana una al lado de la otra. A diferencia de otros sitios reverenciados por musulmanes y judíos, como la Montaña del Templo y la Cueva de los Patriarcas, no se han impuesto restricciones a ninguno de los grupos en cuanto a su derecho ritual. Los visitantes de la tumba no deben sorprenderse al ver a musulmanes envueltos en sus kafias tradicionales junto a judíos en sus vestimentas jasídicas a la entrada del complejo. Si bien se destaca como la ciudad más santa de Israel, Jerusalem y sus alrededores no son los únicos lugares donde se puede encontrar sitios antiguos y santificados relacionados a las grandes figuras bíblicas. La Galilea, por ejemplo, en el norte de Israel, está dotada con numerosas tumbas, muchas de las cuales son conocidas sólo a los peregrinos religiosos más determinados y recursivos. Tomen por ejemplo la tumba del profeta Jabakuk, que está ubicada sobre la carretera 65 en la baja Galilea, entre el cruce de Golani y Najal Amud, cerca de Tiberias. A partir del texto bíblico sabemos muy poco sobre Jabakuk, sobre su lugar de residencia, su bagaje o la época en la cual profetizó. Su libro de profecía es relativamente corto – consta de tan sólo tres capítulos, con un total de 56 versículos juntos – pero una de sus más famosas palabras es bastante citada hasta nuestros días: “Y los justos vivirán por su fé” (Jabakuk 2:4)."

La tumba de Jabakuk se puede encontrar en una pequeña estructura de dos habitaciones debajo de un sucio sendero que sale del camino principal. Una grande piedra encubierta por un terciopelo azul señala el punto de la tumba de Jabakuk. El lugar es particularmente tranquilo. La atestada estantería a los lados, en donde reposan varios tomos desordenados, indica que cierto tránsito de visitantes existe, aunque sea difícil determinar un número exacto.
Desde el siglo XIII visitantes a la Tierra Sagrada han escrito sobre sus visitas a la tumba de Jabakuk. El ensaño hebreo Kaftor VaPerash, señala la existencia de una vieja sinagoga en el sitio. Peregrinos cristianos medievales, como el viajante alemán Ludwig von Router en 1568, hace también referencia a esto. Es interesante que el monte que se encuentra al lado de donde la tumba esta ubicada fue apodado Jabel Jabakuk por los árabes a lo largo de los siglos.
En nuestros días está contigua a la parte del transportador nacional de agua de Israel, el cual traslada agua desde el mar de Galilea hacia gran parte del país. Se siente algo especial, incluso emocionante, al recitar las palabras del propio profeta en el sitio de su tumba. Pero la ubicación parece agregar otra dimensión también. “Y la tierra se llenará con el conocimiento de la gloria del Señor, así como las aguas cubren los océanos” (Jabakuk 2:14), él profetizó, llevándonos al asombro: ¿Pudo haber previsto Javakuk la proximidad del lugar de su descanso final a la vital línea de agua de Israel?
Las personas escépticas, obviamente, tiene mucho que decir sobre este tema de las tumbas, cuestionando no sólo la veracidad, sino el propósito de varios sitios sagrados. Otros han sugerido motivaciones más siniestras, como políticas, como la verdad que se encierra detrás de las leyendas relacionadas a muchos de estos lugares.

Pero pocas personas comprenden la atracción de estos sitios a lo largo de los siglos para peregrinos de distintas religiones. De hecho, es común, cuando se investiga la historia de una tumba, llegar a referencias sobre esta a partir de fuentes de distintas referencias religiosas y nacionales. La tumba de Simón, el segundo de los hijos de Yaacov, es uno de estos ejemplos.
Al este de la tumba de Benjamín, en los terrenos del Kibutz Eyal, se encuentra una pequeña construcción de piedra con una cúpula al lado de la nueva carretera nacional 6. El edificio ha conocido mejores días, pues grandes gritos en su techo dan la impresión de un derrumbe inminente. Follaje crece sobre la roca, indicando que quien sea el responsable de mantener el lugar simplemente no ha hecho su trabajo por un largo tiempo.
Adentro se encuentra una serie de dos estratos de piedras en el medio de una estructura de una habitación. El sucio suelo, las paredes despintadas, están espantosamente abandonadas – esto es, al fin y al cabo, la tumba de uno de los padres fundadores del Pueblo Judío. Esto sería – haciendo las diferencias que corresponden – semejante a visitar Washington DC, y descubrir el memorial de Lincoln en un completo y total mal estado. Intensos silbidos de carros en el barrio, parecen obvios en el horrible estado en que se encuentra esta pieza histórica.
La tumba de Simón es considerada santa tanto por los judíos como por los árabes locales, quienes se refiere a él como “A-Nebi Shimaan”, o el “profeta Simón”. Los Samaritanos también lo identifican como tal. Sin embargo los escépticos dudan de estas tres tradiciones las cuales comúnmente están en conflicto, y a pesar de esto señala hacia este sitio como el lugar de sepultura del bíblico Simón.

Desde tiempos inmemorables, los judíos y otros pueblos han ido a los sitios santos, como un medio para acercarse al Todopoderoso o simplemente para encontrar inspiración y significado. En la tradición judía, uno de los primeros de quienes se dijo que visitó la tumba de sus ancestros con este propósito fue Calev Ben Yefune, uno de los doce espías enviados por los israelitas en el desierto en la misión de explorar la Tierra Santa.
La Biblia dice que Calev “llegó a Jebrón” (Números 13:23). De acuerdo a nuestros sabios, Calev sabía que diez de los espías que había venido con él planeaban desacreditar a la Tierra de Israel dando un reporte negativo de su gente. Por lo tanto, Calev fue a Jebrón a rezar en la Cueva de los Patriarcas, como un modo de invocar la merced de Di-s para no caer victima de este consejo maligno. Desde entonces, el peregrinaje a las tumbas de los justos ha sido parte y parcela de la vida y la tradición judía. Y si bien los judíos, obviamente, no le rezan a los muertos, ciertamente invocan a su justicia y al ejemplo de sus vidas, en busca del hallar gracia ante el Altísimo para sus oraciones.
Aquí es donde muchos de los lugares santos pasados por alto en Israel juegan un papel. Con tantos para elegir en el país, la oportunidad de contactarse con el pasado y encontrar socorro espiritual, nunca esta realmente lejos.

* El autor sirvió como Vice-Director de Comunicaciones & Planificación Política en el gabinete del Primer Ministro. Es actualmente Director de Shavei Israel, una institución establecida en Jerusalén que auxilia a "judíos perdidos" en búsqueda de retornar al pueblo judío y puede ser contactado en:
michael@shavei.org