Tuesday, March 17, 2009

Dilemas de Israel

DILEMAS DE ISRAEL: LAS CONVERSIONES AL JUDAÍSMO por Gabriel Ben-Tasgal para Guysen International News


El Partido de los nuevos inmigrantes de la ex Unión Soviética, Israel Beiteinu (que en las últimas elecciones anexó no pocos elementos que nada tienen que ver con los inmigrantes) ha firmado un acuerdo para conformar el próximo gobierno liderado por el Likud. Uno de los temas más espinosos en las negociaciones, y que podía poner en peligro la conformación de un gobierno de centro derecha estrecho, es el reconocimiento de los matrimonios civiles para aquellas personas que no son consideradas por el Rabinato de Israel como judías. Un tema que atormenta a miles de israelíes que no son reconocidos como judíos y que por lo tanto no pueden casarse en Israel. No es fácil convertirse al judaísmo en Israel.


La ley israelí permite a las personas que se consideran judías “regresar” a Israel y recibir la ciudadanía inmediatamente. La conocida “Ley del Retorno” permite que no solamente puedan hacer “aliá” (inmigrar a Israel) personas que hayan nacido de vientre judío o se hayan convertido, sino también permite que también lo haga el que está casado con un judíos, el que tiene un padre judíos (incluso si su madre no lo es), quien es nieto de un judíos y hasta quien es pareja de un hijo o nieto de judíos. Siendo así, una persona que se casó hace 100 años con una no judía y que se murió hace cuarenta lo está heredando hasta su nietos y a sus parejas el derechos de regresar a Israel (incluso si sus padres, en caso de ser el nietos, no son judíos). Una persona puede recibir ciudadanía israelí pero eso no significa que sea reconocido como judío por el Rabinato de Israel.


Tras la implementación de la Capitulaciones Otomanas y tras la adopción del Acuerdo del Status Quo (1948) se decidió, en Israel, que los temas “personales” serían tratados por la autoridad religiosa de cada minoría religiosa. Así se crea el Rabinato de Israel (1953) que posee autoridad sobre casamientos, divorcios y entierros. El Rabinato sólo puede casar judíos… ¿quién decide quién es judío?, el propio rabinato… ¿bajo que premisas? Lógicamente, la interpretación Halajica (ley ortodoxa) que determina claramente quién es judío y quién no (vientre judío o conversión reconocida).


Al permitirse que puedan hacer “aliá” personas que luego el Rabinato no las reconocerá como judíos (y no podrán casarse en Israel ni enterrarse en cementerios regidos por el Rabinato), viven hoy en Israel unos 320.000 inmigrantes que nos son reconocidos por la Halajá como judíos. Cada año se agregan a esta cifra otros 8.000 inmigrantes no reconocidos. Además, se suman cada año otras 4.000 personas por crecimiento natural que tampoco, valga la redundancia, son reconocidas como judíos.


Según la estimación corriente, desde el año 2000, el 80% de los hijos de los “olim” de la ex Unión Soviética no son reconocidos como judíos. Estas personas son consideradas “psulei jitun” siendo que no se pueden casar con el 75% de la población en Israel. No pueden ser enterradas en cementerios religiosos (por ejemplo si caen en combate defendiendo a Israel no se las puede enterrar en un cementerio militar del Rabinato Militar) ni tampoco pueden adoptar y ser reconocidos por el rabinato. Se trata de un problema que afecta a los derechos humanos, un problema práctico y también, un problema a nivel nacional: Desde el momento que algunos puede hacer una cosa y otros no, se van conformando sub grupos que perjudican aquel deseo de conformar una sociedad renovada y unida en Israel. En Israel hay un grupo importante de personas que se definen como israelíes desde el punto de visto sociológico. Hablan hebreo como lengua madre, hacen el ejército y educan a sus hijos en las escuelas públicas nacionales. Sin embargo, no son considerados judíos. Para estas personas, una solución sería la conversión al judaísmo.


El número de personas, entre los olim, que se convierte ronda entre el 10% al 15%. La mayoría de los “olim” que no son considerados, se siente de todos modos judíos. Solamente el 10% de ellos se registra como “católicos”. Si antes de llegar a Israel, la mitad de estos inmigrantes afirma estar interesado en la conversión, cuando llegan al país esta cifra cae dramáticamente. Una de las causas que explica este descenso son las importantes exigencias requeridas para la conversión ortodoxa, que valga la pena recordar, la única opción válida. El proceso de conversión dura un año. Para confirmar y aprobar que una persona se ha convertido “con éxito” se mide un enfoque sociológico: ¿la persona se rodea por un núcleo de gente religiosa?, ¿pertenece a una comunidad?, ¿dónde estudian sus hijos? Un segundo enfoque se ve en la conducta: ¿cumple mitzvot? ¿come comida casher? ¿se viste de manera sobria? Y por último un enfoque psicológico: ¿el candidato se ve a si mismo como una persona religiosa?, ¿demuestra motivación? Si se cumple el proceso recién señalado, se procede a realizar el Brit Milá (la circuncisión en los hombres) y el baño ritual (Mikveh) en las mujeres. Es verdad… en los últimos años se han desarrollado planes de estudio enfocados en dar respuestas a realidades especificas y que se adaptan a públicos puntuales (y además, que dependen del carisma del rabino que dirige el programa).


Así hemos observado programas exitosos entre inmigrantes de habla hispana o planes de estudio y conversión para soldados en el ejército. Se viene buscando implementar un plan de estudio que considere los planteamientos de las diferentes corrientes religiosas pero lo cierto es que el tema dista mucho de solucionarse y las exigencias actuales de la ortodoxia en Israel promueven que no pocos candidatos a la conversión opten por la “simulación” con tal de cumplir con los requisitos. Mientras que los ortodoxos afirman que estas medidas protegen el carácter judíos de la sociedad y la alejan de la asimilación, otros critican el proceso de conversión en Israel bogando por el fin de la “imposición religiosa” o aduciendo que de tan estricta, la conversión se puede tornar como una opción irrelevante.


El acuerdo firmado entre Israel Beiteinu (de Liberman) y el Likud confirma que se reconocerá por ley el casamiento civil para esas personas que no son judías según la Halajá. Es decir, que para poder casarse por la opción civil el hombre y la mujer deben ser “psulei jitun” (no aptos para casarse). Hay quienes ven en este acuerdo un importante paso para solucionar un problema concreto en la sociedad israelí o para comenzar a derribar el monopolio en el tema de la ortodoxia. Otros lo ven como un paso que se ha quedado a mitad de camino ya que de todos modos los “no reconocidos” siguen sin poder casarse con el 75% de la población.