Thursday, July 30, 2009

Alba de mi corazon

La vara se llama: El Amigo del Amo/Ama de Casa. Con esta vara, tu deseo de desarrollar un hogar feliz y sano, se efectúa con la ayuda de los 5 bigotes de cachorro de dragón insertados en un extremo de la vara que luego está sellado y tapado con una asa tallado artísticamente. En cuanto a las tareas domésticas, no hay vara más eficáz:
a) Un solo meneo de la vara limpia sin esfuerzo las trampas de grasa y los cristales de las ventanas
b) Las plantas en el balcón estarán más frondosas y alegres que nunca (nota: no funciona con los geranios).
c) Cose costuras, dobladillos, ojales y bolsillos de todo tipo sin agujas ni lágrimas
d) Redacta automáticamente tarjetas graciosas de Gracias
e) Puede convertir una bota de cuero de un soldado raso y un repollo mediantamente grande en una comida sabrosa y nutritiva para 5 comensales y luego dar la vuelta y decorar de forma sumamente graciosa una tarta de boda de varios pisos con una amplia gama de flores y fantasía tal como ves en las mejores revistas como
Tu Boda Hoy y Me Caso para Toda la Vida.
f) Convence al niño más recalcitrante que preferería leer un libro que jugar con el Nintendo

Además, la vara ayuda en la curación de todo tipo de pupa por tan grave que sea a no ser que sea la muerte misma. Una vez muerto, lo siento, no hay nada que nadie puede hacer salvo hurgar por los bolsillos y librarle de la calderilla que se encuentra.

Vale, pues, soy la monitora de ejercicio en la sede de la Asociación Valenciana de Diabetes (todos invitados, martes
y jueves a las 9:30h). Un día de octubre del año 2008, justo después de trasladar la AVD a la dirección nueva, uno de los participantes, Ana una joven de 36 años, desapareció de la clase de ejercicio sin dejar rastro. Seis mese pasaron y recibí una llamada. Ana hablaba muy lentamente y con mucha dificultad. Había sufrido un embolio cerebral. Había pasado 6 meses y 4 intervenciones en el hospital. Me pedía que viniese a visitarla ¡Corcholines! le dije. ¿Por qué tardaste tanto en llamar? Por supuesto, dame un momento para tirar en el capazo las flores, comics, libros de sudoku, las barajas de naipes, tarta de manzana/zanahoria/albericoque y la vara mágica
. Estaré en seguida.

El hospital de Ana está justo en el camino que tomo un día sí un día no en mi bici cuando voy a Manises para el ejercicio matutino de los lunes, miércoles, viernes y sábado. No me molestaba en absoluto parar 15 minutos un día sí un día no por la mañana para saludarla, comer la mitad de su desayuno, y jugar a los naipes.

Ana no pudo andar sin taca-taca y era todo un reto para conversar. Sin embargo, su actitud era muy positiva y alegre. El aburrimiento le estaba matando más rápidamente que el trastorno que los médicos pretendían curar.

Le expliqué las curiosidades de la vara mágica y cómo había robado los bigotes mudados del nido del cachorro de dragon. Todo aquello absurdo por supuesto pero diver. Con su permiso, y para que soltasen su energía positiva, hechicé la leche, los comics, sus píes, el pomo de la puerta y cualquiera otra cosilla al alcance de la vara. Las otras inquilinas en la habitación demostraron curiosidad pero no me inmiscuí en las vidas de las demás (no quería recibir denuncias por practicar la medicina sin homologar mis conocimientos ni por no haber registrado la vara en la Consellería de Mágia de Valencia ).

Tres semanas más tarde, acudí a la sesión de ejercicio en la AVD. María, la jefª, presª y encargadª de todo lo demás, me saludé con una caja de cartón lleno de comics, libros de sudoku, DVDs, y revistas que había dado a Ana. Se ha ido a su casa en Zamora, continuó María. Está totalmente curada. Corre sin taca-taca. Habla por los codos. Disfruta de la salud de un potro. Quiere que sepas que te espera en Zamora cuando puedas.

La vara es sólo una ramita seca de morera. Sin duda alguna Ana se hubiera curado sin que montara una servidora el
show de varietés en el hospital. Sin embargo, sí creo que la amistad, buena voluntad, energía y actitud positiva prestada por ambas partes adelantó la causa de curación. En eso, secretos ocultos no las hay (aunque sí ayuda si sabes distinguir entre un gato bonico y un cachorro de dragón).

Shabat shalom

AT