Sunday, March 28, 2010

El éxodo de un judío catalán

El éxodo de un judío catalán

El periodista Moshé Yanai (Barcelona, 1930) rememora cómo él y otros judíos fueron expulsados secretamente de España en 1944 por decreto del Gobierno franquista
Javier Dale | Barcelona | 26/03/2010 | Actualizada a las 00:58h |

http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20100326/53898985753/el-exodo-de-un-judio-catalan-barcelona-cadiz-israel-haifa-palestina-europa-franco-vera-ebro-segunda-.html

Hace 66 años, cuando arrancaba 1944, Moshé Yanai avistaba por primera vez la silueta de Haifa, entonces parte del protectoradopalestino del Reino Unido. Cerraba así un trayecto que duró días a bordo del Nyassa, un buque portugués que era el primero en cruzar el Mediterráneo sin escolta desde el arranque de la Segunda Guerra Mundial. Su puerto de origen quedaba ya muy atrás. Y también una tierra, una ciudad, un idioma, una vida y una identidad: la suya propia. Hasta ese momento, Moshé Yanai había sido Mauricio Palomo, un niño cuya vida había transcurrido en el principal 1º de la calle Marques de Campo Sagrado 28 de Barcelona, la ciudad que le vio nacer. El por qué de su llegada a Haifa en aquel 1944 sólo encuentra una respuesta: Mauricio Palomo –Moshé Yanai- es judío.

Yanai, que hoy cuenta 79 años, ha dedicado gran parte de su vida a ejercer de traductor y periodista en Israel. Pero nunca ha olvidado Barcelona, Catalunya, ni el misterio de su salida de España. El pasado verano una nueva información le permitió arrojar luz sobre su propia existencia. Lo que le ocurrió a él, a su familia y al grupo de judíos que abandonaron España en enero de 1944 fue que fueron oficialmente expulsados.

La pesadilla de la familia de Moshé Yanai, hijo de dos turcos emigrados a Barcelona, empezó el 20 de diciembre de 1940. "Dos agentes secretos llamaron a la puerta de nuestro apartamento –recuerda- , y pidieron a mi padre acompañarlos a la comisaría para contestar algunas preguntas, pero le llevaron a la cárcel Modelo. No le preguntaron nada, nunca hubo una acusación contra él". Así, José Palomo, un hombre que había llegado a Catalunya dos décadas antes, donde se había establecido como comerciante y había fundado una familia pasaba de ser un ciudadano sin pasaporte pero libre a un recluso que fue trasladado de inmediato a un campo de concentración ubicado en Miranda de Ebro (Burgos). "Era judío y apátrida; en otras palabras, persona no grata", afirma con amargura Moshé Yanai, que recuerda cómo su padre mantuvo la esperanza de poder volver a Barcelona: "Durante los primeros años de nuestra permanencia en la Palestina Mandatoria, mi padre ansiaba que los aliados derrocasen el régimen de Franco y pudiera regresar. Después de tantos años en Barcelona, y tras haber dominado tanto el castellano como el catalán, se consideraba hijo de esa tierra que le había acogido, por la que realmente tenía un profundo cariño".

Franco y los judíos
La única suerte de la familia Yanai/Palomo fue que la detención del padre no implicó la del resto de la familia. "El régimen franquista era cruel, pero en ese sentido se portó en otra forma que los nazis –explica Moshé Yanai-. Las familias de los detenidos judíos no fueron tocadas". Sin una persecución organizada contra los judíos, pero sí atentos a las denuncias que se pudieran recibir, Yanai aún no tiene una explicación a porqué su padre resultó detenido, y no otros judíos de su familia. El único argumento que encuentra es el de la denuncia directa de algún comerciante que conociera la religión de su padre y que quisiera "ampliar mercado" en una época de carestía:  "Suponemos que fue detenido por una denuncia de alguien a quien mi padre habría perjudicado comercialmente". La historia y los archivos ofrecen respuestas a algunas de las preguntas que han acompañado a Yanai a lo largo de su vida. Lamentablemente, la memoria histórica no puede responder a todas. Quizá la denuncia que supuso el éxodo de los Palomo aún exista entre algún legajo de papeles olvidados, quizá el tiempo amarillo ya la haya corroído. Pero ese papel, ese aparente trámite burocrático, rompió la vida de una familia por el delito de ser judía. 

Mientras el niño Mauricio Palomo y su madre trataban de sobrevivir en la Barcelona de posguerra, su padre, José Palomo, languidecía en un campo de concentración en Miranda de Ebro. La primera vez que Moshé fue a visitarle se estremeció: "Nunca había visto un lugar de reclusión –rememora-. Los ennegrecidos muros coronados por alambres de espino eran tan amenazadores como los ceñudos rostros de los soldados de guardia". El encuentro familiar –el único en todos los años de reclusión de José Palomo- fue dramático, por mucho que el padre de Moshé quisiera, con sentido del humor, rebajar su padecimiento y evitar el sufrimiento de sus seres queridos: "Nos contó alguna que otra anécdota, enfocándola de modo tal que pareciera que todo era en broma. Pero no había nada cómico en lo que ocurría". Paradójicamente, el hecho de José hablara catalán le permitió obtener el favor de alguno de sus carceleros: "A los guardianes que procedían de Catalunya les encantaba hablar con él en el excelente catalán que conocía. Eso sí, con mucha discreción".

Entretanto, y sin la conciencia de si su padre saldría alguna vez de la cárcel –o con el temor de que pudiera morir allí-, Moshé y su madre seguían con su vida. Como parte de la comunidad judía de Barcelona –Yanai estima que serían "unos cuatro o cinco mil" antes de la Guerra Civil- seguían con sus ritos. "Si no me equivoco, la sinagoga de Barcelona estaba cerca o en El Paralelo, y constaba de una sala de oración sefardí y otra ashkenazi". A pesar de todo –el encarcelamiento de su padre, la observación discreta de la religión- Moshé y su madre pudieron seguir practicando su religión sin ser recriminados. "Afortunadamente, desconocía lo que era el antisemitismo. Por eso, y a pesar de todo, mantengo esa actitud tan positiva con respecto al país en donde nací. Pero con la guerra y las conmociones de aquella época, no llegué a obtener ninguna educación religiosa. Lo único que mi madre hizo cuando cumplí los 13 años fue realizar la ceremonia del Bar Mitzvá".

Poco imaginaba entonces que, poco después de la ceremonia, su vida iba a dar un giro de 180 grados.

La expulsión
Sólo había pasado un mes y medio desde que había cumplido con el rito del Bar Mitzvá cuando Moshé Yanai se vio paseando por Cádiz de la mano de su padre, puesto en libertad, y de su madre. En apenas 45 días la vida de este niño judío catalán había dado un vuelco: la familia volvía a estar unida, pero se veían obligados a abandonar Barcelona, Catalunya, España, sin una explicación.

En Cádiz, alojados en el Hotel Playa, más de 500 judíos de distintas nacionalidades esperan a embarcar en el buque portugués Nyassa, con destino a Haifa. Saben dónde están y a dónde irán, e intuyen lo que les espera. Pero aun no saben por qué están allí. Por qué les obligan a irse.

El pasado verano, un reportaje publicado por Diario de Cádiz resolvió al fin el enigma: fueron expulsados. Cuando el Nyassa partió, la Delegación del Gobierno de Cádiz recibió varios telegramas. Entre ellos, el que decía: "Prohíbase la entrada en España, aunque traigan documentación en regla, a los súbditos extranjeros Josef Palomo Sagues, de 37 años, hijo de Mauricio y Sara, natural de Bruyrquía, y Rudolf Heymann, de 42 años, hijo de Luis y Betty, natural de Hamburgo (Alemania). Expulsados del territorio nacional". 

La orden nunca se hizo pública, ni fue comunicada a los expulsados. Como tampoco, en las breves noticias publicadas en los medios de entonces, figura que el Nyassa hiciera escala en España. Sólo Diario de Cádiz publicó algo al respecto: "En tren especial ha llegado la expedición que se esperaba, integrada por 550 israelitas de distintas nacionalidades que se hallaban refugiados en España. Se hará cargo de ellos la Cruz Roja, que los trasladará a Palestina en un barco portugués que es esperado el próximo lunes". Pero no concreta –no podía concretar- que entre los israelitas se encontraba un grupo de judíos expulsados del país.

"No estaba loco"
Pilar Vera, la periodista que encontró el telegrama que confirmaba la expulsión de los judíos españoles, comenta que el hallazgo fue casual, casi una fábula. "El Archivo Histórico de Cádiz no guarda las causas por su nombre. Es decir, uno no puede buscar masones' o 'prostitución' y encontrarse con todos los expedientes, sino que tiene que saber lo que busca`, o a quién busca". Indagando sobre documentos vinculados a un hombre apellidado Palomo halló el telegrama "relativos a órdenes de expulsión. Entre ellas, por supuesto, estaba la familia de Moshé". El 22 de Enero, la Dirección General envió un primer telegrama informando de una lista de apátridas –"Eufemismo para judíos en tiempos de Franco", concreta Vera- que embarcarían en el Nyassa. Pero las autoridades franquistas esperaron a que el barco arribara a Haifa para emitir la orden de expulsión.

Cuando Vera contactó con Moshé Yanai para confirmarle que, en efecto, tanto él como su familia como el resto de los judíos que viajaron en el Nyassa habían sido expulsados, el anciano judío catalán sintió "una gran emoción, la sensación de que, al fin, se había cerrado un capítulo... y de que, sobre todo, no estaba loco", explica la periodista, que añade: "dado que el régimen franquista mostró, por comparación, una actitud más tolerante hacia los judíos que los otros fascismos en Europa, sonaba muy extraño que se hubiera llevado a cabo la expulsión de un grupo de judíos del territorio nacional".

Una nueva vida
En Haifa, y ya con Barcelona como el recuerdo de un imposible obligado a la nostalgia, la familia Palomo pronto fue la familia Yanai. Fueron años duros: Israel no existía –Palestina era un protectorado británico-, y la familia tuvo que adaptarse a nuevas circunstancias. La primera –al menos para Moshé- aprender hebreo: "Había que dar un giro completo: escribir a la inversa, de izquierda a derecha. Y luego puntos y rayas en lugar de vocales… Y eso que todavía no sabía que en el hebreo moderno, que mi padre todavía no conocía, habían desaparecido tales adiciones que hacen las veces de vocales. Pronto se instaló en una aldea agrícola –Ben Shemen- donde conoció a un tal Shimón, que con el tiempo sería Shimón Peres. Fueron tiempos de carencias, en los que Moshé aprendió a sacarse las castañas del fuego: como muchos judíos, ante las dificultades de su situación, pretendían viajar a Latinoamérica, el joven Yanai pudo empezar a ganarse la vida como profesor de castellano. Al poco, se establecieron en un arrabal de Tel Aviv junto a la mayoría de judíos que llegaron de España.  

La paz llegó a Europa, y al cabo de tres años nació el estado de Israel, y en paralelo Moshé Yanai empezó a hacerse una vida: su dominio de varios idiomas le permitió establecerse como traductor, más tarde como periodista. Para su padre, el expulsado Jose Palomo, preso durante tres años en un campo de concentración, la vida no fue tan fácil: "Ansiaba que terminara la guerra para que los aliados derrocasen el régimen de Franco, y pudiera regresar. En Israel siempre tuvo una condición modesta. Pero no dejó nunca de trabajar. Para él, fue una amarga decepción no haber conseguido regresar a Barcelona".

Moshé tuvo la suerte que le faltó a su padre. Ha podido visitar Barcelona, la ciudad en la que nació, aunque sólo sea para comprobar que el edificio en el que transcurrió su infancia, el de la calle Marqués del Campo Sagrado 28, fue derruido. Pero sí sobrevive el Mercat de Sant Antoni, que tantas veces visitó. A sus 79 años, aún planea un nuevo viaje que también le llevará a Cádiz. Aunque esta vez será distinto. Esta vez sí sabrá por qué tuvo que partir su vida en dos a los 13 años: porque fue expulsado. Al fin, el círculo se ha cerrado.

Friday, March 26, 2010

casher l'Pésaj:

Productos casher l'Pésaj:



Para los que ya han pedido sus productos de Pésaj, por favor,ven a recogerlos.


Los precios para los miembros son más económicos que para los no-miembros.


Aún así, los precios son accesibles para


Si todavía no los has pedido, todavía quedan:






Matsá cubierta en chocolate Yehudá (Israel)


Pastas de té dulces de matsá (limón y naranja) Bienfaisán (Francia)


Sémola de matsá Rosinski (Francia)


Matsá cuadrada, doble paquete, Rosinski (Francia)


Matsá shmura, Yehudá (Israel)


Rábano picante j'rein (para acompañar el guefilte fisch)


Vino dulce de shabat de Hafner (Austria)

A Sweet and Healthy Pesach

Dear Beloved Readers of the Shabbat Shalom Weekly,,



A Sweet & Healthy Pesach !


If you enjoy reading the Shabbat Shalom Weekly


and have often thought about making a contribution


to help it continue and reach more people,


but it went from the front burner to the back burner ...


and then kinda fell off the stove ...


Then I ask, please, don’t "passover" this opportunity to give!


Take the pleasure of being a partner in something important and meaningful.


May you and your family be blessed with health, happiness and long life!


Warmly,






Rabbi Kalman Packouz

G-d Showing Off

G-d Showing Off







Chapter 5, Mishna 5


"Ten miracles were performed for our fathers in Egypt and ten at the [Red] Sea. Ten plagues did the Holy One, blessed be He, bring upon the Egyptians in Egypt and ten at the sea."






This week's mishna makes mention of four sets of ten miracles, all of which occurred at the time of the Exodus: ten miracles performed for us in Egypt, ten miracles at the Red Sea, the Ten Plagues of Egypt, and ten plagues at the sea. It's also a wonderful case of Divine providence that we reached this mishna immediately before Passover.






Moving from easiest to hardest, the Ten Plagues are of course well recorded in Scripture. They are: blood, frogs, lice, mixtures of wild animals, animal-afflicting pestilence, boils, hail, locusts, darkness, and death of the firstborn.






The ten miracles G-d performed for us in Egypt are explained by the commentators to be the sparing of us from the plagues affecting the Egyptians.






The ten miracles at the sea are not as explicit -- other than, of course, the splitting of the sea itself. The commentators, based on the Midrash, explain that together with the parting of the sea, many other miracles occurred: the seabed drying and hardening to afford easy passage, the sea dividing into twelve passageways for the Twelve Tribes, water flowing from the sea wall providing the Jews with fresh drinking water, etc.






Finally, the ten plagues the Egyptians suffered at the sea were the punishments they received in the process of drowning, such as the Pillar of Fire heating up the seabed, G-d removing the wheels of the chariots, and the continuous jarring of the Egyptians in the water.






The Ten Plagues, as well as the accompanying miracles, stand apart in Jewish History. Never before or since has G-d performed so much so spectacularly for a single nation. G-d revealed Himself in unprecedented glory and power, delivering us from an invincible, implacable foe, and leading us to our ultimate salvation.






There is an additional aspect to the story which in a way adds even more to its impressiveness. To some extent the Ten Plagues were not even *necessary*. G-d had many means at His disposal of saving us from servitude (of course). He could have easily provided us with magic carpets and whisked us away with much less drama and fanfare. Or He could have kept any one of the plagues going until we were well out of harm's way -- rather than bullying Pharaoh into acquiescence only to have him renege as soon as things quieted down.






Instead, G-d made a much lengthier saga out of it. (And we'll assume this was *not* with an eye towards producing a better motion picture.) ;-) In fact, if we look more closely at the story, Pharaoh wasn't even capable of bearing so many plagues. As the Torah attests, G-d had to "harden" Pharaoh's heart by the sixth plague in order to prolong the ordeal (see Exodus 9:12).






Furthermore, the splitting of the sea occurred -- as well as scholars can determine -- quite close to the northern tip of the Gulf of Suez. G-d could have easily led Israel slightly further north on a fully land-based route. Instead, He led them right up to the sea, pinned them between the water and their enemies, only to then split the sea in climactic drama. Again, G-d seems to have almost orchestrated events for the sake of heightening the drama -- certainly beyond what was necessary to save us. What was the idea behind this?






Jewish thinkers distinguish between two types of miracles (see Sifsei Chaim Vol. 2, pp. 5-6). The first type is basically utilitarian: A righteous person is in trouble and cannot be saved via natural means. G-d will bend or break a few rules, so to speak, in order to save him or her. These miracles are not extremely rare occurrences. G-d ordinarily avoids tampering with the laws of nature -- preserving the concealment of His existence. However, if a person's greatness warrants -- if he is the type who serves G-d above and beyond *his own* natural abilities -- G-d may just reward in kind and look after him beyond the normal allowances of nature. (See _Tales out of Shul_ by R. Emanuel Feldman, pp. 198-201.)






I mentioned this story not long ago, but I think it drives this home well. I can't remember who this story was said about, but I believe it was a great rabbi who lived in America in the mid-20th Century. He had been accosted by a mugger and turned to flee. The assailant shot him point-blank from a few feet away. The rabbi kept running, only to discover later that the bullet had lodged itself in his coat and went no further. He insisted on wearing that same coat with the bullet hole for years to come, long after it wore out, as a reminder of the great kindness G-d had performed for him.






However, many miracles of our history -- in particular ones with which holidays are associated -- were of a different sort. You could almost say they were for the sake of show. A classic example is the miracle of Chanukah. G-d did not *have* to make one day's supply of oil last eight days (long enough for the Jews to produce a fresh supply of pure oil). If the Jews, after recapturing and rededicating the Temple, did not have any more pure oil, it would have hardly been their fault. They tried their best and would certainly bring pure oil as soon as it became available. Why eight days?






The answer is that G-d had a message to deliver. There was something He wanted us to know. The victorious revolt of a small band of devout Jews against the world's greatest army was not just a successful guerrilla uprising. It was miraculous: It was the Hand of G-d. G-d Himself had been operating all along. And there was a message behind it -- that the eternal light of the Torah shines brighter and steadier than the darkness and barbarity of Greek civilization (for all its flair and sophistication), as well as all other "modern" philosophies which have come to take its place. And the Sages rightly saw in the miracle Divine sanction to commemorate Chanukah for future generations. Its salvation was not a limited, short-lived one -- in order to save a few righteous individuals (who would not remain independent for all that long anyway). It contained a message which would endure for all time.






And the same is true regarding the Ten Plagues. As we have seen, G-d did not perform them out of necessity -- as the only means of bringing about Israel's salvation. They too were for show: to demonstrate unmistakably G-d's powerful and providential rule of mankind: "In order that you tell your sons and grandsons how I mocked the Egyptians and My signs which I placed upon them -- and you shall know that I am the L-rd" (Exodus 10:2).






The great and mighty Egyptian Empire, which for generations had humiliated the Jews and subjugated them to their service, was now cowering helplessly and miserably before our all-powerful G-d. G-d had made them His plaything, an object He could punish, subdue -- and ridicule -- at will. Never again would the Jewish people see physical might as the arbiter of authority. We would be subservient to G-d alone. All who challenge G-d's authority would ultimately become the butt and plaything of His infinite justice.






For this reason Judaism relates belief in G-d very closely to the Exodus. In the opening statement of the Ten Commandments, G-d identifies Himself as, "the L-rd your G-d who took you out of the Land of Egypt..." (Exodus 20:2). We relate to G-d not merely as the Creator of heaven and earth, but as the One who, in His greatness and power, delivered us from the bondage of Egypt, demonstrating His true reality -- and earning our eternal gratitude.






The Ramban (Nachmanides, of 13th Century Spain), in His commentary to Exodus 13:16, elaborates further: Since the times of Enosh (grandson of Adam; see Genesis 5), there were various sects who did not believe in G-d at all, or who believed in a creator who either was not aware of or was not concerned with the deeds of man. Now, when G-d publicly performs a miracle on earth and takes control of the course of history -- as He did at the Exodus -- all such notions are swept away. And when a prophet foretells the occurrence of that miracle (as did Moses), it also becomes established that G-d communicates with man.






The Ramban continues: Since G-d does not perform open miracles for every generation -- since not all are worthy of it -- He commanded us to forever commemorate and memorialize the miracles He did for us -- so that the matter be firmly established for all generations. Thus, a great number of the commandments serve as reminders of the Exodus -- Passover, tefillin (phylacteries), mezuzah, as well as the daily obligation to mention the Exodus in our prayers. All these serve not only to remind us of G-d's awesome strength, but to remind us of the wonderful kindness He did for us.






The Ramban concludes with an even more profound message: From the recollection of open miracles we begin to recognize the hidden miracles of life -- the providence with which G-d always oversees us -- for this is the foundation of the entire Torah. Thus, Passover and the story of the Exodus provide us with the key message of life: that the same G-d who redeemed us from bondage to freedom continues to watch over us -- whether through miracles or within nature -- rewarding us, punishing us, and constantly spurring us to the greatness for which we are destined.






I'd like to wish my readers a happy and kosher Passover!

Friday, March 19, 2010

El 27% de los israelíes cree que Obama es antisemita

Publicado 19/03/2010

Aurora informa

La opinión pública, dividida con respecto a las construcciones

El 27% de los israelíes cree que Obama es antisemita

Un 69% de los israelíes considera que el presidente estadounidense, Barack Obama (foto), es justo y amistoso con su país, aunque un 27% piensa que es antisemita, según un sondeo que publica hoy el periódico Haaretz.




La encuesta se efectuó el pasado martes y miércoles en medio de la mayor crisis diplomática en décadas entre ambos países aliados.


Netanyahu ha salido indemne del incidente en términos de opinión pública interna, según los resultados del sondeo, que muestra un país dividido sobre el precio que pagar por mantener la amistad con Washington.






Así, un 48% de los encuestados opina que Israel debería seguir construyendo casas para judíos en Jerusalén del Este, aunque supusiera un enfrentamiento con la Casa Blanca, frente a un 41% que aboga por detener la ampliación de los asentamientos en la ciudad.






Muchos medios israelíes dan por resuelta la crisis, tras la conversación telefónica que mantuvieron ayer Netanyahu y la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton.






De acuerdo con el portavoz del Departamento de Estado, Philip Crowley, y con la oficina de Netanyahu, ambos abordaron "acciones concretas" que se podrían tomar para mejorar el clima entre las dos partes.






El enviado de la Casa Blanca a Oriente Medio, George Mitchell, sellará el próximo domingo la reconciliación con una visita a la zona que había sido inicialmente aplazada y en la que se reunirá con Netanyahu y con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás.






Netanyahu quiere además oficializar el fin de las idas y vueltas, con un encuentro en la Casa Blanca con Obama, quien ha pospuesto su viaje a Indonesia y Australia para impulsar un proyecto de reforma sanitaria.

Parashat Vaikra

Shabat Shalom Chaverim



Andre Moshe


Parashat Vaikra





Vaikrá (Levítico) 1:1 - 5:26






Nuestra parashá habla sobre los siguientes temas:


Primera aliá (1:1-13): Las leyes del sacrificio olá (holocausto) de los vacunos, de los corderos y de las cabras.


Segunda aliá (1:14 - 2:6): Las leyes del sacrificio olá de las aves. Las leyes de la minjá (ofrenda).


Tercera aliá (2:7-16): Leyes de otros tipos de menajot (ofrendas). La minjá de las primicias.


Cuarta aliá (3:1-17): Las leyes del sacrificio shelamim (de paz) de los vacunos, de los corderos y de las cabras.


Quinta aliá (4:1-26): Las leyes del sacrificio jatat (por el pecado) del Cohén Gadol (Sumo Sacerdote), del pueblo y del rey.


Sexta aliá (4:27 - 5:10): Las leyes del sacrificio jatat de las cabras y de los corderos por el individuo. Las leyes del sacrifico olé veiored (variable) de las cabras, los corderos y las aves.


Séptima aliá (5:11-26): Las leyes del sacrifico olé veiored de harina. Las leyes del sacrificio asham (por culpa) y la reparación de algunas culpas.


Comentario de la Parashá


Esta semana comenzaremos a leer el tercer libro de la Torá, el libro de Vaikrá (Levítico), y con él comenzaremos a estudiar acerca de los distintos korbanot que se ofrecían en el Mishkán (Santuario).


En el Mishkán se hacían todo tipo de "servicios, ritos o ceremonias" - por explicarlo de alguna forma - que la misma Torá nos dice que D'os se lo ordenó a Moshé. Estos servicios se dividían en varias clases: había que preparar panes especiales y disponerlos cada shabat sobre la mesa, otras veces había que quemar el incienso, y habían otros servicios que consistían en derramar un poco de vino y de agua.


Pero todos estos servicios no son tan conocidos para la mayoría de la gente. De todos los servicios que se ofrecían a D'os los más famosos son los llamados korbanot, pero ¿qué son los korbanot y qué significa la palabra korbán?


La palabra proviene de la raíz hebrea "kof", "resh" y "bet" que denota la idea de acercamiento: lehitkarev (acercarse), lekarev (acercar). Los korbanot - que generalmente se los traduce erróneamente como "sacrificios" - son determinados servicios mediante los cuales el hombre podía (o a veces debía) acercarse a D'os, a través de un korbán que él acercaba al Mishkán (Santuario) o al Bet Hamikdash (Templo de Jerusalem).


Los korbanot eran en su mayoría, de animales de varias especies, que eran tratados de distintas formas según el korbán que se ofrecía. Pero habían también varios korbanot de especies vegetales, como ser las distintas menajot (ofrendas, oblaciones), y es por eso que es erróneo hablar únicamente de sacrificios animales al referirse a los korbanot.


A pesar de esta breve introducción al tema, todavía hay una gran pregunta sin respuesta: ¿Por qué D'os ordenó en su Sagrada Torá - que es eterna, y también lo son sus leyes - todos estos servicios tan extraños a nuestra mentalidad, y especialmente, si hablamos de la obligación de matar animales limpios de culpa y cargo, por nuestros propios pecados?


Variadas respuestas pueden ayudarnos a descifrar este interrogante, pero en este comentario trataremos de ofrecerles a nuestros estimados lectores (en esta parashá y la siguiente), la visión de uno de los más grandes sabios y pensadores que tuvo nuestro pueblo: Rabí Iehudá Haleví (España, 1085 - 1140), a través de una traducción - absolutamente libre y no literal - de algunas partes de su famoso libro "Hakuzarí", que es un diálogo entre el rey de los cuzares y un sabio judío.


En su libro, Rabí Iehudá Haleví nos relata acerca de la historia del rey de los cuzares - rey no judío - quien buscó servir a D'os a través de distintos caminos y variadas religiones, y que a pesar de sus grandes búsquedas, soñaba por las noches que le decían: "tu intención es buena, mas tus acciones no lo son", hasta que se acercó a hablar con el sabio de los judíos, después de que los mismos cristianos y musulmanes le dijeron que no tenía nada que hacer con ellos, y le dijeron que vaya a las fuentes.






"Dijo el cuzar: A pesar de que es lógico pensar que el más destacado de todos los pueblos del mundo, es el que desciende del hombre que siguió más fielmente las ideas de Adam, el primer hombre, sin alejarse de D'os yéndose detrás de otros dioses en toda la historia, todavía no se entiende cómo es que el pueblo judío pecó haciendo el becerro de oro después de recibir la Torá.


Dijo el Sabio: En esos tiempos todos eran idólatras, y además de tener muchos dioses - espiritualmente hablando, ellos cometían otro pecado al materializarlos diciendo que cada dios se manifestaba a través de una imagen. En el desierto del Sinai, los hijos de Israel estaban esperando que Moshé descienda de la montaña a la cual había ascendido después de haber escuchado los Diez Mandamientos, y Moshé los había preparado diciéndoles que él bajaría de la montaña con algo que le daría D'os para ellos y que ellos lo verían, así como veían a la columna de nube y de fuego que los acompañó al salir de Egipto. Ellos lo esperaron a Moshé, pero por cuanto que se demoró en bajar, se juntaron algunos de los hombres del pueblo y buscaron alguna imagen tangible que esté delante de ellos, sin que se contradiga con la idea de D'os. Su pecado consistió en que relacionaron a D'os con la obra de sus manos y de su deseo - sin que D'os lo haya ordenado, y pensaron que llegarían por su propia inteligencia al camino que los llevaría hacia D'os, y el pecado en sí no fue que hicieron una imagen, pues el haber hecho una figura no es tan grave por sí mismo, ya que vemos que también en el Mishkán estaban los querubim (imágenes de jóvenes) sobre el arca. (Véase también el comentario del Rav Ari Kahn a la parashat Ki Tisá).


Dijo el cuzar: Ya me ayudaste a encaminar mi pensamiento respecto de lo que yo soñaba todo el tiempo: "tu intención es buena, mas tus acciones no lo son", pues el hombre no puede llegar a D'os sin lo Divino, es decir sin seguir Sus palabras, y esto es una gran verdad, pues la mayoría de las personas tratan de acercarse a Él, incluso los que miran las estrellas y los hechiceros y los que sirven al fuego o al sol, pero ninguno lo logra.


Dijo el Sabio: Así es. Y es por eso que todas nuestras leyes están escritas en la Torá - que es lo que habló D'os con Moshé - y respecto de toda la Torá que escribió Moshé y se la dió al pueblo en el desierto, era como si D'os mismo hubiera hablado con ellos y no precisaban ninguna transmisión oral ni explicaciones para cada parte o mitzvá, o para saber cómo eran los sacrificios y cómo se los sacrificaban, y dónde y de qué lado, y cómo se los mataban y qué se hacía con sus partes y con su sangre. Todo estaba explicado por D'os hasta el más mínimo detalle, pues si faltaba alguno de esos detalles de los sacrificios, se echaba todo a perder, así como ocurre con las criaturas de la naturaleza que están formadas por todo tipo de elementos y células combinados de una manera determinada y en una cantidad determinada, y si falta alguno de ellos o la relación entre ellos se desequilibra, crecerán con deficiencias o imperfecciones, o tal vez no existiría alguna planta o algún animal, o algún miembro de alguno de ellos.


Así también está especificado en nuestra Torá quién debe comer cada parte del animal o si debe quemarse, y quiénes deben hacer el servicio a D'os y cómo deben estar vestidos, y más que todo el Cohen Gadol a quien se le dió permiso para allegarse hasta el lugar más sagrado, el lugar de la Divinidad: el arca de la Torá. También están descriptas las condiciones que debe cumplir respecto de santidad y pureza, y las plegarias que debe rezar y muchas otras cosas que si vendríamos a detallarlas nos extenderíamos demasiado.


Así también respecto de la forma del Mishkán que le fue mostrado a Moshé en el monte Sinai junto con la menorá y la mesa, y el arca y todo lo que se necesitaba, le fue mostrado espiritualmente a Moshé cómo debería ser su forma material, así como el Gran Templo que construyó Shelomó le fue mostrado a David espiritualmente, y así como también el tercer Templo le fue revelado al profeta Iejezkel.


Y no existe en el servicio a D'os una lógica humana como para que podamos comprender, tampoco podemos relacionar lo que D'os nos ordenó con otras cosas que ya supimos, y tampoco podemos crear teorías que expliquen algo, pues ya ves que los más grandes investigadores se ahogaron en el mar de dudas más grande, pues si esto sería comprensible para los hombres, los filósofos - a través de su sabiduría y entendimiento - hubieran llegado a la conclusión de que todos estos servicios son la idea que D'os tiene para el hombre, y también hubieran experimentado un acercamiento a D'os a través de una profecía, mucho más de lo que ocurrió con los hijos de Israel, pero nada de esto ocurrió con ellos.


Dijo el cuzar: Ahora entiendo, y también me quedo tranquilo aceptando la Torá sin dudas ni rechazos…".


(Hacuzarí, primera parte, cap. 96 - 100)